7.9.08

El Gobierno habló de un "sabotaje" a los trenes y culpó a la izquierda


Crítica


El ministro de Justicia dijo que las filmaciones demuestran que los hechos, la furia popular y la quema de trenes, fueron premeditados. "Se violentó uno de los frenos", dijo junto al titular de Seguridad provincial. TBA contradijo a Fernández. Para el PO rechazó la teoría oficial.

Un complot de la izquierda

El ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, Aníbal Fernández, manifestó que el incendio de los ocho vagones de la ex línea Sarmiento y el destrozo de las estaciones bonaerenses de Castelar y Merlo fueron un "sabotaje" premeditado de militantes de la izquierda partidaria: el Polo Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y Proyecto Sur.

"El líder de la manifestación fue José María Escobar. Preceptor de una escuela que debería haber estado trabajando en una escuela en ese momento", dijo Fernández, en una conferencia de prensa que brindó en la Casa Rosada, junto con el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Carlos Stornelli.

Según explicó el funcionario del Gobierno nacional, el tren se detiene porque se produjo un cortocircuito voluntario en el gabinete donde se encuentra el panel de frenos, cuyas puertas fueron deformadas a golpes. "Anularon el sistema computarizado y los frenos automáticamente se clavaron", indicó.

"Hasta ese momento el servicio no estaba interrumpido. Ahí comienzan a bajar del tren y comienzan a agredir las unidades con todo tipo de objetos contundentes", relató el ministro, quien desestimó que la causa de los incidentes haya sido un mal funcionamiento del servicio de la empresa que tiene la concesión de ese ramal.

"Ese tren que se prende fuego es nuevo. Cada uno cuesta 1 millón de dólares, cada uno con aire acondicionado. Ocho vagones hechos pedazos. Ocho millones de dólares tirados a la basura", sentenció Fernández, quien además detalló que en todas las filmaciones se ve "gente con mochilas " de donde sacaron todo tipo de elementos contundentes y aerosoles de pintura. "Fue una situación armada, premeditada, para boicotear", resumió.

La izquierda niega la "caza de brujas"

Néstor Pitrola, dirigente del Polo Obrero (PO), aseguró a Críticadigital que fueron "un desbarranque" las declaraciones, en conferencia de prensa, del ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, quien señaló a ese partido político como responsable de los incendios de esta mañana en un tren de la ex línea Sarmiento.

"Lo que dijo el ministro es de carácter represivo y persecutorio contra el Partido Obrero", denunció en diálogo con Críticadigital. "El Gobierno, cada vez que hay una revuelta popular, acusa a conspiradores de cualquier índole. Es un clásico: el kirchnerismo ataca al PO siempre. Nos conoce de su provincia porque hemos tenido constituyentes que enfrentaron la Constitución autoritaria kirchnerista y nos tienen entre ceja y ceja", dijo el militante.

Pitrola escuchó con atención las declaraciones de Fernández, tras las cuales encontró una explicación: "Es la coartada autoritaria para encubrir los negociados del gobierno de (Néstor y Cristina) Kirchner con el grupo que opera los trenes, prácticamente, de todo el Gran Buenos Aires".

El dirigente propuso un sistema a nivel nacional para solucionar la situación actual de los usuarios: "El tren bala demuestra que el Gobierno está en los negociados y no en recuperar el sistema ferroviario argentino. Estamos ante un Marsans de los trenes", dijo en alusión al grupo a cargo de Aerolíneas Argentinas y Austral.

"El PO propone que se organice todo el pueblo en asambleas populares y se reclame una investigación del grupo para separarlo de la concesión de los trenes porque es evidente que no se aguanta más", finalizó.

Esta mañana, una formación quedó varada con decenas de pasajeros en la localidad de Castelar, lo que provocó destrozos, incidentes y 13 detenidos, de los que aún quedan cinco.

Por su parte, Raúl Lescano, dirigente de la agrupación Quebracho, habló sobre los incidentes: "Nosotros no fuimos, no estuvimos ahí. Cuando hacemos algo lo reconocemos. La gente con la calentura que tiene prende fuego los trenes porque no aguanta más, esta es la violencia de la gente".

"Después hablan de la violencia de Quebracho. Nosotros somos nenes de pecho al lado de lo que es capaz de hacer la gente cuando está enojada. El ministro del Interior nos acusa a nosotros y es un disparate. No puede explicar esta bronca espontánea de la gente porque el servicio de trenes es un desastre", opinó el dirigente.

A Críticadigital remató: "Ni organizamos, ni estuvimos presentes ¿Cuándo incendiamos un vagón?, nunca".

La propia empresa TBA desmiente al gobierno

El vocero de TBA, Gustavo Gago, dijo hoy que los problemas en el servicio de trenes de la línea Sarmiento se originaron por "una falla en el sistema de tracción de una formación" en la estación Ituzaingó y que cuando iba a ser solucionado se produjo otro desperfecto en Castelar que desató la furia de la gente.

"Los pasajeros comenzaron a agredir a personal de la empresa a pedradas y a causar destrozos. Parece que en la Argentina no puede haber demoras en un servicio que opera más de mil trenes por día", manifestó Gago, quien calificó como "una locura" la reacción de los usuarios.

El vocero aclaró que hay "distintos" problemas por los cuales se quejan los usuarios: "El pasajero común que pueda estar molesto por el servicio nada tiene que ver con las personas que han realizado este acto vandálico", dijo en declaraciones televisivas.

Gago también reconoció que los pasajeros en horas picos viajan en forma "apretada" pero el problema lo adjudicó a que la capacidad de transporte está "en su punto máximo" ya que el ramal Sarmiento tiene 24 formaciones y no admite una más. También detalló que en las horas pico, entre las 6 y las 8 de la mañana, se transportan por servicio al menos 2 mil personas cada 8 minutos.

"No puede haber más frecuencias por el impedimiento técnico que generan las barreras del ramal y si hiciéramos una frecuencia más las barreras quedarían bajas más del tiempo permitido", agregó.

Finalmente, dijo que el gabinete que estaba en el segundo coche de la formación, donde están todos los componentes electrónicos de los trenes nuevos puestos en funcionamiento este año y fabricados en el partido de San Martín, fue "vandalizado" y que "los vándalos conocían que en ese gabinete había un componente importante para el funcionamiento del tren. Estaba la clara intención de hacer el daño".

6.9.08

"Pino" Solanas respondió a las acusaciones del Gobierno en conferencia de prensa



“Aníbal Fernández es un mentiroso absoluto y estoy decidido a perseguirlo judicialmente”
De la Redacción de InfoSUR

Así lo aseguró el referente de Proyecto Sur Fernando “Pino” Solanas, en una conferencia de prensa brindada esta tarde a raíz de las denuncias realizadas ayer por el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, en las que vinculó a Proyecto Sur en los incidentes ocurridos en la ex línea Sarmiento sin tener pruebas.

“El Gobierno está intentando sacar de eje el tema principal del conflicto que es la destrucción del sistema ferroviario. Les duele mucho la denuncia que refleja mi película 'La Próxima Estación'”.

"Pino" Solanas continuó respondiendo las acusaciones del ministro Fernández a quien se refirió preguntando: “¡¿qué medidas ha tomado para garantizar a los pasajeros el derecho a viajar en condiciones de seguridad?!, no se ha hecho nada con la cantidad de denuncias que están presentadas en la Justicia por las agrupaciones ferroviarias en base al vandalismo que han hecho con el patrimonio público”

El referente de Proyecto Sur continuó: “Yo estoy decidido a perseguir judicialmente al ministro Fernández; la mejor condena sería hacerlo viajar un mes entero en el Sarmiento como lo hacen a diario miles de pasajeros”.

“Mi película es la primera denuncia fuerte que revela los negociados que existieron entre el la Secretaría de Transporte y los concesionarios, que trajeron como consecuencia el desmantelamiento de los ferrocarriles”, finalizó Solanas.

Por su parte el Diputado Nacional de Buenos Aires para Todos en Proyecto Sur Claudio Lozano dijo que “el objetivo nuestro es terminar con la estafa y no con los ferrocarriles” y agregó refiriéndose a Fernández: “Estamos hablando de alguien que cuando terminó su cargo como intendente de Quilmes tuvo que viajar en el baúl de un auto guardado a raíz de una causa por irregularidades administrativas. Este señor no tiene moral para hablar sobre una persona de la trayectoria política de Pino Solanas”.

Asimismo, acompañando a Solanas, Luis Brunati, integrante de la Mesa Nacional de Proyecto Sur, también se refirió a las denuncias efectuadas por el ministro: “Fernández habló de varias agrupaciones y sólo en el caso de Proyecto Sur mencionó a su dirigente, esto sí que es intencionalidad política”.

Cómo un país se quedó en la vía muerta


LA PROXIMA ESTACION, FORMIDABLE EJERCICIO DOCUMENTAL DE FERNANDO SOLANAS


Solanas vuelve a proponer una discusión acerca de lo público y lo privado, a concientizar acerca del patrimonio y los recursos del país, en una película que exhibe con meridiana claridad el proceso que condenó a los trenes argentinos.

Por Luciano Monteagudo

El cine de Fernando Solanas está acostumbrado al gran plano general, a pensar en grande. Cuando siete años atrás –urgido por el estado de asamblea popular que había encendido la crisis política, económica y social de entonces– sintió la necesidad de volver a salir a la calle con una cámara en la mano (como en los tiempos de La hora de los hornos), Solanas no se conformó con un mero registro de la revuelta. El resultado fue Memoria del saqueo (2004), un documental generado al calor de los acontecimientos de diciembre del 2001, pero que trascendía el mero testimonio de aquellos días de furia para proponer un análisis histórico de la Argentina en su conjunto. Desde entonces, Solanas viene profundizando ese camino, como si un film le dictara la necesidad de hacer el siguiente, hasta ir pintando una suerte de fresco cinematográfico que continuó primero con La dignidad de los nadies (2005) y luego con Argentina latente (2007). Ahora a esa saga –que tendría cinco capítulos: el propio Solanas mencionó ya el proyecto de La tierra sublevada, sobre los recursos naturales y los reclamos de los pueblos originarios– se suma La próxima estación, “historia y reconstrucción de los ferrocarriles”, según aclara el subtítulo del nuevo documental, que debe considerarse uno de los puntos más altos de todo el ciclo.

El hecho de que ahora el tema sea más preciso, más acotado, no limita a Solanas ni su ambición ni la amplitud de su mirada. Considerando que el ferrocarril fue desde sus comienzos una suerte de columna vertebral de la Nación en su conjunto –por su carácter integrador y por las posibilidades de desarrollo y democratización que supone su trazado–, la película es tan vasta y profunda como el país mismo. Fiel a una eterna preocupación de Solanas, que siempre estuvo –de una u otra manera– en todo su cine, pero que se expresa particularmente en esta serie de documentales, La próxima estación empieza por recordar que el ferrocarril sigue siendo un patrimonio público, por más que sus líneas hayan sido concesionadas y que los concesionarios lo usufructúen en perjuicio de los verdaderos dueños, los usuarios.

Esta voluntad de volver a discutir acerca de lo público y lo privado, de concientizar acerca del patrimonio y los recursos del país, ya estaba en el centro de Argentina latente. Pero a diferencia de ese capítulo, que abordaba demasiados campos y perdía su foco, aquí en La próxima estación el problema aparece con una claridad meridiana, de orden casi didáctico, en el mejor sentido del término, en la medida en que es capaz de hacer comprensible una cuestión compleja. Utilizando simultáneamente distintas prácticas documentales –reportaje directo, material de archivo, reflexión personal–, Solanas consigna que la mayor tragedia social de las privatizaciones se produjo en los ferrocarriles: fueron 85.000 despedidos, 800 estaciones cerradas que convirtieron a pueblos enteros en caseríos fantasmas, casi un millón de personas obligadas a emigrar a los suburbios de las ciudades capitales, con consecuencias de verdadera catástrofe social. Sin mencionar la premeditada desarticulación de la producción nacional, en la medida en que no existe Nación soberana sin un sistema de transporte de cargas que la integre y vincule.

Siempre hubo en el cine de Solanas una voluntad de intervención política en los asuntos del país, pero se diría que a diferencia de los tres documentales anteriores, La próxima estación es de todos ellos el que de manera más evidente enuncia su carácter de disparador de un debate al mismo tiempo puntual y de fondo. El colapso al que ha llegado el transporte público en la Argentina de hoy tiene una historia y la película la desempolva, con dinamismo y sin eufemismos, desde la creación del Ferrocarril del Oeste, en 1857, hasta la aparición de la ingeniería británica (con capitales argentinos) y su posterior nacionalización, que en un valioso material de archivo cuenta el propio Juan Domingo Perón, como si hubiera sido una picardía criolla. Como es habitual en Solanas, La próxima estación no se ahorra nombres propios cuando va punteando las distintas etapas de desguace del ferrocarril público, empezando por el plan “modernizador” de Arturo Frondizi, que alentó interesadamente la expansión del transporte automotor en detrimento del ferrocarril.

Por supuesto, como en todo su cine de los últimos años, el principal enemigo es Menem, autor de lo que Solanas denomina un auténtico “ferrocidio” a partir de su nefasta frase “ramal que para, ramal que cierra”. Pero la película recuerda –con imágenes más que elocuentes– el grado de corrupción y entrega de la cúpula sindical que permitió el saqueo, en particular de José Pedraza, a quien se lo ve feliz subiéndose al tren de la fiesta menemista, significativamente disfrazado de guarda.

Solanas tampoco se queda allí y llega hasta el día de hoy, en el que es su más claro distanciamiento de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Su película habla de “la patria subsidiada” del kirchnerismo (“Si los ferrocarriles perdían UN millón de dólares por día, hoy cuestan TRES millones diarios pero sólo funciona el 20 por ciento de los trenes que teníamos antes”) y carga particularmente contra el actual secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime. Rememora que desde el menemato hasta la actualidad, siguen los mismos concesionarios –Cirigliano, Romero, Roggio, Urquía, Macri, Techint, Unión Ferroviaria y las brasileras Camargo Correa y A.L.L.– y denuncia que “lo que vale un peso es facturado varias veces más: el negocio es cobrar el subsidio estatal”.

Como un auténtico fiscal, Solanas también se presenta frente a la Fiscalía de la Nación y de los más altos estamentos de la Justicia para preguntar por qué nunca se investigaron los saqueos masivos de rieles, vagones y locomotoras de los últimos veinte años. Y lo único que encuentra son evasivas, desconocimiento o desidia, que en algunos casos parecen interesadas. Si no fuera porque en el fondo dan pena, estas entrevistas también tienen una buena dosis de humor. A su vez, la nota de esperanza con que la película se cierra –en una estación abandonada de provincia, en la que sus habitantes salen cantando y bailando a pelear por el tren– es quizá forzada e ingenua, pero se diría que el verdadero optimismo de La próxima estación está en la pasión, la inteligencia y el conocimiento de los trabajadores de base del ferrocarril a quienes el film entrevista y que expresan mejor que nadie la idea de que no todo está perdido. Y que hoy es más necesario que nunca recuperar al tren como servicio público.

8-LA PROXIMA ESTACION

Argentina-Francia, 2008.

Producción, guión y dirección: Fernando E. Solanas.

Fotografía y cámara: Rino Pravato, Mauricio Minotti, Alejandro Fernández Mouján y Fernando E. Solanas.

Música: Gerardo Gandini.

Edición: Alberto Ponce, Mauricio Minotti, Fernando E. Solanas.

Diseño de sonido: Lena Esquenazi.