29.6.06

La línea sinuosa. Música piquetera

Ediciones ryr presenta el primer CD de Río Rojo

“ A la vista de obstáculos, la distancia más corta entre dos puntos es la línea sinuosa”
Bertold Brecht

Con la participación especial de Bernardo Baraj, Carlos Andino, Saúl Martín y Daniel Navarro Piquete, corte, detención. Parece contradictorio que una obra que se define como piquetera exalte el movimiento. Que, inspirada en la obstrucción, invite a disfrutarla como un viaje. Sin embargo, toda contradicción se diluye cuando se presta atención a qué viaje nos referimos. En las rutas se detiene el movimiento cotidiano, el que obedece a la reproducción de lo existente. Pero, simultáneamente, se pone en marcha otro movimiento, el que interrumpe la vida de todos los días para hacer posible la existencia de aquellos cuya cotidianeidad se ha roto, cuya reproducción misma ha sido rota. Ese movimiento es el de otras relaciones, nuevas relaciones que esa existencia rota ha tejido consigo misma. La música piquetera exalta esas nuevas relaciones, ese nuevo movimiento, que traerá la nueva vida de una sociedad más humana. Río Rojo le quiere cantar, entonces, a esa vida nueva.
Río Rojo pertenece a la Organización Cultural Razón y Revolución , un colectivo de intelectuales que trabajan desde el arte y la ciencia para contribuir a la transformación social. Historiadores, sociólogos, economistas, abogados, junto a artistas plásticos, escritores y músicos, desarrollan actividades de investigación sobre Historia Argentina, además de editar libros, revistas y periódicos, y organizar charlas, jornadas y diversas actividades culturales para fomentar el debate y la discusión sobre la historia y la coyuntura social de nuestro país y del mundo.


Lista de canciones

La novena sinfonía
The long and winding road
( Del sufrimiento al dolor: el individuo)
Garúa
De soledades
Me gusta todo de tí
Viernes 3 am
El aromo
Puente sobre aguas turbulentas
(Del dolor al programa: la contradicción)
1. Summertime
2. El ñiño juntero
3. No pibe
4. Bésame mucho
5. Palabras para Julia
Amazing Grace
(Del programa a la acción consciente: la revolución)
Talking about revolution
Ay, Carmela
Historia de la silla
Os indios da Meia Praia
GuantanameraLa internacional



Idea general: Eduardo Sartelli y el Grupo de Artistas de RyR
Dirección artística: Nancy Sartelli
Edición gráfica : Juan Kornblitt, Ianina Harari
Artistas invitados : Bernardo Baraj (saxo tenor en “Summertime”, saxo en “No pibe” y flauta en “Guantanamera”, Carlos Andino (voz en “No pibe” y “Guantanamera”), Saúl Martín (flauta en “Viernes 3 am” e “Historia de las sillas”), Daniel Navarro (charango en “Talking bout the revolution” y “Os indios da Meia Praia”).
Todos los temas, con excepción de “The long...” y “Puente sobre aguas turbulentas” son ejecutados por Río Rojo: Gabriel Falzetti (guitarra y voz), Cintia Baudino (guitarra), Juan Manuel Tabaschek (piano), con la participación de Florencia Otero (voz) Diego Passarini (batería), Sonia Aban (voz en “Amazing Grace”), Gonzalo Falzari (bajo), Gustavo Suárez (guitarras en “The long...” y “Puente sobre aguas turbulentas”), Miguel Pesce (segunda guitarra en “El Aromo”).

28.6.06

A cuatro años de la Masacre de Avellaneda

Red Eco Alternativo
Ángeles, banderas, manos abiertas, libros desencontrados, dignidad recuperada, trabajo comunitario, construcción de espacios populares, corte de ruta, piquetes. Se les fue la vida un 26 de junio de 2002. Dicen que se puede vivir muchos años, o no. Pero también dicen que la forma en la que uno muere refleja todo el contenido de una vida.
Ese día no sólo apuntaron contra ellos dos. Ese día, el gobierno peronista del ex Presidente Eduardo Duhalde decidió dar el paso más firme en cuanto a represión se refiere. Y para ello, siguió los pasos aprendidos o heredados de la última dictadura militar: la planificación, la sistematización y la racionalización en el asesinato. Y posteriormente, apuntar hacia el chivo expiatorio, el segundo demonio, es decir, responsabilizar solamente a los autores materiales de los crímenes. Para lograr con éxito esta planificación, las máximas autoridades nacionales comenzaron, días antes, a preparar el terreno.
Alfredo Atanasof, ex Jefe de Gabinete de Duhalde, declaró la mañana del 24 de junio de 2002: "El gobierno utilizará todos los mecanismos para hacer cumplir la ley y evitar que se realicen nuevos cortes de rutas". Además, según reflejó la agencia de noticias DyN, el ministro consideró un "acto irracional" la continuidad de los cortes y señaló que esta metodología no hace más que "contribuir al caos", por lo que es necesario impedir los cortes cueste lo que cueste.
Por su parte, el Secretario de Seguridad de la Nación del gobierno duhaldista, que luego de los asesinatos fuera ascendido a ministro, Juan José Álvarez, expresó que los cortes de ruta serían considerados "actos de guerra" y que debían impedirse. El ex Ministro del Interior, Jorge Maztkin, formuló "la necesidad de reprimir la supuesta existencia de un complot contra la democracia", por su puesto, en manos de los piqueteros. Patrañas.
El diario Clarín (en su versión on line) publicó el mismo 26 de junio, a las 10.30, las palabras del entonces Subsecretario del Interior Carlos Vilas: "Queremos evitar cualquier tipo de error". Hora y media más tarde, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki caían asesinados en las calles de Avellaneda.
Casi por instinto, los medios masivos de comunicación comenzaron a desplegar la teoría de que los asesinatos habrían ocurrido por problemas internos entre los grupos piqueteros. Entre Ellos, decían los voceros mediáticos. En las pantallas abúlicas de televisión se escuchaba la palabra activistas. "Activistas" dijeron voces del oficialismo tratando de desacreditar a militantes y base piquetera. "Activista", vieja palabra milica y de servicios, quiere designar a seres perversos e irrecuperables que ejercitan la violencia y llevan como ganado a personas buenas pero estúpidas. Según consta en el libro Darío y Maxi, dignidad piquetera, donde se relata la investigación sobre los asesinatos, el dirigente Luis D'Elía, hoy a cargo de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat expresa que "no tiene dudas de que Darío y Maxi eran pibes buenos, pero que seguramente eran manipulados".
En junio de 2003, el Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, recibió a los representantes del MTD Aníbal Verón y se comprometió a formar una comisión investigadora para responsabilizar a todos los culpables. Esto hubiese significado desentrañar el accionar de todo el aparato duhaldista durante esos días, perteneciente a la misma fuerza política del actual mandatario.
Veamos sino quienes son los políticos sospechados de haber tenido responsabilidad en los asesinatos, como autores intelectuales o responsables políticos y que cargos ocupaban hace cuatro años:
Luis Genoud,Ministro de Seguridad y Justicia de la provincia de Buenos Aires. Por su cargo, responsable político directo del accionar de la policía bonaerense, fuerza a la que pertenecían quienes dispararon con munición de guerra sobre los manifestantes.
Juan José Álvarez, Secretario de Seguridad de la Nación. Bajo su mando se encontraba el operativo conjunto de tres fuerzas federales que acompañaron a la policía provincial en la represión. La Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura Nacional, junto a la Policía Bonaerense, actuaron bajo el mismo mando en una acción coordinada. Además de ser el responsable del operativo conjunto, después de los asesinatos repitió en una conferencia desde la Casa de Gobierno los mismos argumentos que esgrimía el comisario Fanchiotti para justificar los crímenes y achacar la responsabilidad por las muertes a los mismos manifestantes.
Alfredo Atanasof,Jefe de Gabinete. Dos días antes de la Masacre había hablado, en nombre del gobierno, de "una guerra de unos contra otros". En la misma sintonía que este alto funcionario del Gobierno Nacional, los policías que cometieron los asesinatos dijeron que "los piqueteros se mataron entre ellos".
Jorge Matzkin,Ministro del Interior. Dio la conferencia de prensa posterior a los crímenes donde el gobierno instaba a los gobernadores provinciales a "tomar medidas" ante la "espiral de acciones concertadas" que configurarían un plan insurreccional por parte de los piqueteros, en un claro mensaje de reivindicación de la represión y llamado a que se extendiera al interior del país.
Carlos Soria,Secretario de Inteligencia del Estado (SIDE). Elaboró los informes que hablaban de la infiltración de la guerrilla colombiana entre asambleístas y piqueteros, y los difundió en distintos ámbitos políticos y periodísticos buscando convencer de que lo que enfrentaba el gobierno era una escalada de violencia guerrillera, y sobre esa hipótesis justificar la represión.
Oscar Rodríguez,vice-jefe de la SIDE. Desde una sede operativa de la Secretaría de Inteligencia a su cargo, partieron tres llamadas al celular del comisario Fanchiotti que comandaba la represión y tuvo responsabilidad directa en los asesinatos. Su condición de hombre de extrema confianza del entonces presidente Duhalde, así como los antecedentes de proceder mafioso en su desempeño como intendente de un distrito bonaerense, refuerzan los indicios que lo vinculan con el comisario Fanchiotti en otros hechos ilegales previos a esta Masacre.
Jorge Vanossi, Ministro de Justicia. En base a los falsos reportes de inteligencia, presentó una denuncia contra los manifestantes apelando a la ley de "defensa de la democracia", acusando a la movilización de incurrir en 17 violaciones al código penal, reforzando la estrategia que desde el gobierno nacional encubría a los policías y criminalizaba a las organizaciones populares.
Felipe Solá,Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Avaló y felicitó públicamente al comisario Fanchiotti, autor de los crímenes, quien era, en última instancia, funcionario del gobierno provincial que él conducía. Hoy sigue siendo gonernador de la misma provincia alineado con el kirchenrismo.
Eduardo Duhalde,Presidente de la Nación. "No lo vamos a permitir más, hay que ir poniendo orden", dijo, días antes de la represión, en referencia a la decisión gubernamental de evitar los bloqueos a los puentes de acceso a la Capital. Por boca suya hablaron, en los días posteriores, los ministros antes citados que ratificaron el carácter de "decisión de Estado" de la represión criminal.
El juicio, que se había iniciado el 17 de mayo de 2005, finalizó lunes 9 de enero de este año. El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de Lomas de Zamora dictó la sentencia a los responsables materiales de la masacre de Avellaneda.
El ex comisario Fanchiotti y el ex cabo Acosta recibieron la pena de prisión perpetua, mientras que los demás policías recibieron penas de dos a cuatro años por encubrimiento.
Comenzó a hacerse justicia en este caso que desde sus inicios se intentó silenciar.
Queda sin embargo llegar hasta el final, solo cuando Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Luis Genoud, Juan José Álvarez, Alfredo Atanasof, Jorge Matzkin, Carlos Soria, Oscar Rodríguez, Jorge Vanossi, que son responsables políticos de esta masacre sean juzgados y condenados se hará realmente justicia.

Blogs: diarios para romper el discurso único

Las bitácoras en la Red se afianzan como miradas alternativas a la información de los grandes medios.

Dos nuevos vídeos en Pluralia TV

Pluralia.tv
www.pluralia.tv/jonotespere Un reportaje corrosivo sobre la visita del Papa a Valencia presentado por Xavi Castillo. www.pluralia.tv/perlas Reportaje sobre la presentación del último libro de Pascual Serrano en Valencia.

21.6.06

La revolución del poema en Che Guevara

Xosé Lois García
Rebelión
Ernesto Guevara, el Che, desde su niñez en Rosario (Argentina), estuvo familiarizado con la buena poesía, dado que su madre era una asidua lectora de Baudelaire, Rimbaud y de otros poetas de lengua francesa que los leía en su original. El amor a la lectura poética le viene al Che de esta herencia familiar que ya de adulto tiene sus gustos especiales y particulares por la poesía hispanoamericana. A pesar de él comentar en muchas ocasiones que era un poeta frustrado ha demostrado que los nueve poemas que ha escrito son de permanente impacto.
Digo de impacto porque yo, particularmente, he tenido esa sensación cuando leí por primera vez los poemas del Che, publicados en 1979 en la Colección Visor de Poesía (Madrid), edición del poeta y escritor uruguayo, Mario Benedetti, titulada: “Poesía trunca. Poesía latinoamericana revolucionaria”. En sus páginas preliminares nos advierte Benedetti: “Esta es una antología muy particular, que incluye a veintiocho poetas latinoamericanos que dieron sus vidas por la causa revolucionaria, y en la que la mayoría de ellos murieron en plena juventud”. Exactamente, todos ellos fueron asesinados por estar vinculados a una causa noble como es la lucha contra el colonialismo en Latinoamérica y que sus acciones fueron truncadas. El título de trunca, viene precisamente de un verso del Che, que dice: “Te comprendo, golondrina truncada”, del poema, “Despedida a Tomás”.
Con anterioridad a esta antología de Benedetti, yo había leído a Javier Heraud, a Otto René Castillo, a Roque Dalton, a Francisco Urondo y a muy pocos más de los que figuran aquí. Y me impacto, en esta antología, ver los poemas del Che que yo desconocía y muy pronto me familiaricé con ellos desde diversas perspectivas y perfiles. Y fui abriendo en mi esquema mental un lugar para aquel mosaico en que figuraba el Che insurreccional, teórico marxista e intérprete de la lucha de clases y de tantas otras materias sociales y existenciales.
Antes de entrar en materia e intentar descarnar los poemas del Che, quisiera entrar en los gustos poéticos que él tenía y su admiración por ciertos poetas de su entorno y de su simpatía ideológica. Pablo Neruda, por su “Canto General”, fue el poeta que el Che tuvo el lujo de escribir una de las mejores páginas que la crítica le ha hecho a este libro. Para el Che era un libro de cabecera o de mochila dado que cuando fue asesinado en Bolivia llevaba “Canto General” de Neruda. Otro de los poetas que estaba dentro del habito de la lectura poética del Che era el peruano Cesar Vallejo y los españoles Federico García Lorca y León Felipe, a este último conoció en el exilio y tuvo relaciones epistolares con él. Dada esta premisa sobre los gustos y preferencias de la lectura poética del Che, digamos que ese vínculo que él ha tenido con la poesía no ha sido el más divulgado. Estamos hablando de un enorme y sensible poeta humanista, metafísico y existencial, su proyección poética nos es de gran valía para conocer los sentimientos del intelectual, del marxista, del revolucionario, del guerrillero, del economista, del hombre de Estado y del internacionalista, llamado el Che.
He aquí el poeta de las grandes dimensiones intelectuales y perceptor de que el poema es el arma eficaz para consolidar y luchar por las grandes causas y en favor de los desposeídos del mundo. El Che, recluido en la poesía y a pesar de decirnos que era un poeta frustrado, la escribió en México entre 1954 y 1956, los nueve poemas que de inmediato vamos a comentar. Son poemas escritos en el periodo muy próximo de irse a Sierra Maestra. Por tanto, estamos ante un poeta que es un ideólogo convicto y que conoce muy bien cada uno de los espacios políticos de Latinoamérica. Conoce in situ sus débiles infraestructuras, a sus gentes sumidas en la pobreza y, también, a las clases dominantes y opresoras. Porque aquellos viajes en bicicleta y en moto le sirvieron para conocer y censurar las “Venas abiertas de América latina”, como nos manifiesta Eduardo Galeano.
Aquí, pues, es en donde encontramos al poeta errante con su poesía a cuestas, con el recuerdo y el tempero en la mente y con todas esas gentes humildes en el corazón. En el poema titulado: “De pie el recuerdo caído en el camino”, leemos la siguiente estrofa:
“Esa mirada circular y fuerte
en un mágico pase de muleta
esquivó en mi ansia toda meta
convirtiéndome en vector de la tangente”.
Estamos ante un poeta profundo, que sabe economizar la metáfora y en ella esconder las aguas transparentes para saciar la sed de los que carecen de justicia social. Sabe de los dones y de las dádivas de la metáfora y por eso la emplea en momentos claves en que la memoria es el mejor testigo de recuerdos y penurias.
Pero el Che es el poeta que más allá de la metáfora sabe que la poesía, en sus artilugios y osadías, es un arma a emplear verbalmente en denuncias e incitaciones. Él sabía, puntualmente, que la poesía es el gran milagro de la humanidad, con la que se crean mundos y se estimulan conciencias. Y ya en los primeros poemas del Che, observamos esa arma que usa el poeta para denunciar al imperialismo yanqui, al decir:
“De una joven nación de raíces de hierba
(raíces que niegan la rabia de América)
vengo a ustedes, hermanos norteños.
Cargado de gritos de desaliento y de fe,
vengo a ustedes, hermanos norteños,
vengo de donde venimos los “homo sapiens”,
devoré kilómetros en ritos trashumantes;
con mi materia asmática que cargo como una cruz
y en la entraña extraña de metáfora inconexa”.
He aquí el hombre revelado en poeta para denunciar, en clave épica, las estructuras de la deshumanización, de la crueldad y de la rapiña imperialista. Por esto es que la poesía del Che no forma parte de ninguna escolástica de silencios. Es en ella, donde lo empírico del verso restituye del silencio el no callarse y el no rendirse. Es así como podemos ver en estos versos como un sureño desafía con la palabra en ristre el poder del norteño. En este poema hay versos premonitorios que señala que “La ruta fue larga y muy grande la carga”. Y en otro verso: “Estoy solo frente a la noche inexorable”. Todo este tejido de versos esclarece la ruta y la carga que hay que andar y descargar. En esta llamada de atención y de restitución emerge el filo de la ideología de la liberación humana. Surge aquí la poética del hombre nuevo que el Che esclarece y fornece aquella emanación de la utilidad poética al servicio de los oprimidos. El Che tenía muy claro el desfase de la poesía de salones y de los poetas que cantaban a lo lúdico en juegos florales frente a una poesía de contundencias y de emancipaciones. Rescatar la memoria del oprimido para poder ilustrar la esperanza y la libertad será siempre un acto revolucionario y la poesía su arma fiel. Cuando nuestro poeta contempla las injusticias a lo largo del continente, dice:
“Me vuelvo en el límite de la América hispana
a saborear un pasado que engloba el continente.
El recuerdo se desliza con suavidad indeleble
como el lejano tañir de una campana”.
En el poema titulado: “Despedida a Tomás”, el Che prima una serie de conceptos básicos y doctrinariamente marxistas. Nos ubica plenamente en el contexto de la lucha de clases y es aquí donde su empirismo poético esclarece muchos caminos desandados que así lo explicita:
“Tengo no obstante una fórmula mágica
-creo que la aprendí en una mina de Bolivia,
o tal vez chilena, peruana o mexicana,
o en el destroncado imperio del Sonora,
o en un puerto negro del Brasil africano,
o tal vez en cada punto una palabra-“.
Con todo este aprendizaje de una mina cualquiera o de un puerto cualquiera de Hispanoamérica, el Che se transforma en explotado proletario o campesino del pueblo. Pero también en el poeta del pueblo. Ser poeta del pueblo y para el pueblo, el Che tuvo que renunciar a muchas cosas, poner al pueblo por encima de su asma o de su estatus de médico. Pero el poeta del pueblo es aquel que no sólo canta al pueblo si no que aporta con la dialéctica del verso y del fusil la liberación de los trabajadores oprimidos. Y este término nos lo revela Ernesto Che Guevara, en estos términos:
“Y entonces, poeta blancuzco de cuatro paredes,
será el cantor del universo;
entonces, poeta trágico, delicado, enfermo,
serás un robusto poeta del pueblo”.
Pero el Che no sólo es el poeta que incide en las desventuras de los pueblos humillados. Los recursos de su poesía emanan de muchas otras dialécticas. Su discurso poético no se cierne a una obsesión o a una eventualidad, sino que su creación poética es fruto de su pragmatismo, de la observación y de la praxis. Como buen marxista que era, el tema contestatario, social, de subversión y de crítica existencialista los tenía supeditados a la idea del conflicto de la lucha de clases. La ideología del Che no era estática en ningún momento, porque la dinámica de su dialéctica le llevaba a comprender la evolución de la humanidad y del pensamiento social que cada sociedad tuvo en el contexto de tiempo y espacio. Por eso es que no nos resulta extraño pero certero su poema dedicado al río Nilo, en el cual expresa:
“Si hoy le canto al ayer de muerta piedra
y convoco los recuerdos de Tebas,
es que el presente aflora en tu pasado”.
El Che nos señala que para conocer el presente tenemos que rescatar y bucear en el pasado. Las lecciones del pasado esclaren bastante ese camino tenebroso del presente y del futuro. Aquí expone la dialéctica del proceso evolutivo y de las conquistas originarias de ese animal social, llamado hombre. El Che, en su poesía, expone una serie de referencias históricas que ilustran los diversos parámetros por los que la humanidad ha evolucionado gracias a sus luchas. Desde aquella lejana cultura de Egipto, forjada con sus mitos y sus realidades al lado del caudaloso Nilo, hasta llegar a las últimas tecnologías del mundo actual, el Che rescata todos sus iconos recomponiéndolos como un puzzle, hasta llegar a esa lucha de clases o de naciones que se manifiesta en la guerra entre egipcios e israelíes.
En varios poemas del Che está la presencia de lo telúrico, como no podía ser de otra manera. El hombre no es un objeto aislado del factor medio y del factor tiempo. Las fuerzas telúricas nos imponen sus límites y también sus sabias respuestas por las cuales podemos superar contradicciones. Esto no es nuevo en varios compendios de análisis económicos que nos ha dejado el Che, pero si que en su poesía el concepto histórico-crítico no deja de ser novedad.
En el poema, “Palenque”, el Che vuelve a recomponer ese puzzle con la piedra de las pirámides cultuales de los mayas, destruidas por el invasor español en Palenque y tergiversadas por el arqueólogo y antropólogo de turno. Ese gringo que domina todo pero al mismo tiempo desconecta de todas las realidades del antaño y del presente. El Che estuvo en Palenque, Tikal y Chichén-Itzá, y supo que el arqueólogo norteamericano Morley había clasificado a estos yacimientos arqueológicos como de segunda categoría. Y el poema del Che es así de explícito:
“Algo queda vivo en tu piedra
hermana de las verdes alboradas,
tu silencio de manes
escandaliza las tumbas reales.
Te hiere el corazón la piqueta indiferente
de un sabio de gafas aburridas
y te golpea el rostro la procaz ofensa
del estúpido “¡oh!” de un gringo turista.
Pero tienes algo vivo.
Yo no sé qué es,
la selva te ofrenda un abrazo de troncos
y aún la misericordia araña de tus raíces”.
Este es un poema de crítica real que solo lo logra un poeta de una inmensa dosis de sensibilidad como demostró tener el Che. Si deshilvanamos todo el poema y lo jerarquizamos veremos en una sola unidad varios componentes de crítica a realidades muy distintas y muy distantes. La fecunda y poderosa arquitectura hecha a la medida de las necesidades del pensamiento y de la cultura maya, depredada por los españoles, sirve de distracción al ocio de los gringos. Pero toda esa dispersión de piedras son oráculos vivos de una cultura despreciada y de una gente explotada.
El poeta Che Guevara nos ofrece en su entrega poética varios registros temáticos y en todos ellos queda expresado su talento y su talante en el dominio del verso. Pero en uno de ellos, titulado: “Vieja María, vas a morir” nos retrata la triste experiencia de una vieja lavandera, María, que el Che la convierte en el prototipo de todas las mujeres latinoamericanas que están sometidas a una doble explotación, la de la pobreza y la de ser mujer. Este lamento emocionado que el Che construye lo podíamos catalogar como uno de los grandes poemas contemporáneos del realismo trágico. Es en este poema, con toda su carga existencial, donde el poeta ha llegado a su cenit. Es un poema, sin duda, antológico que transciende y trasvasa lo social hacia lo trágico. El discurso poético que empieza por un lamento gradualmente en ascenso y que el poeta le introduce sentencias de esperanza para la prole de María que le rodea en su lecho de muerte.
El Che, ejerciendo de médico y de poeta, frente a la agonía de la vieja María, proclama la poesía como el medicamento moral y del espirito de quien espira y le recuerda en estos fértiles versos:
“Tu vida fue un rosario completo de agonías,
no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero,
apenas el hambre para ser compartida;
quiero hablar de tu esperanza,
de las tres distintas esperanzas
que tu hija fabricó sin saber cómo.
Toma esta mano de hombre que parece de niño
en las tuyas pulidas por el jabón amarillo.
Restriega tus callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mis manos de médico.
Escucha, abuela proletaria:
cree en el hombre que llega,
cree en el futuro que nunca verás”.
Ni reces al dios inclemente
que toda una vida mintió tu esperanza;
ni pidas clemencia a la muerte
para ver crecer a tus caricias pardas;
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro;
sobre todo tendrás una roja venganza,
lo juro por la exacta dimensión de mis ideales
tus nietos todos vivirán la aurora,
muere en paz, vieja luchadora”.
El poema tiene dos tiempos reiterados, para seducirnos en el énfasis que hace de la vida de la moribunda María. El poema, además de ilustrarnos de las carencias de la clase trabajadora, nos lleva a esa plasticidad realista de vejaciones que ella tuvo que soportar y que le atribuye el médico-poeta, desde su concepción del materialismo histórico. El Che le recomienda a no rezar y a morir íntegramente con la esperanza de que sus nietos caminarán por tierra liberada.
Si las crónicas, las historias, los audiovisuales no existieran para informarnos de los que sobreviven y mueren en un universo explotado, bastaría este poema para tener información de la penuria y del dolor que asiste a millones de desheredados como María. Este pensamiento fúnebre nos hace reflexionar sobre el talento poético del Che. Por esto, el también poeta, Miguel Barnet escribió este poema conmemorando al heroico guerrillero:
“Che, tú lo sabes todo,
los recovecos de la Sierra,
el asma sobre la hierba fría
la tribuna
el oleaje de la noche
y hasta de que se hacen
los frutos y las yuntas.
No es que yo quiera darte
pluma por pistola
pero el poeta eres tú”.
Barnet no puede ser más explícito y fiel a la verdad creativa al introducirnos en la dimensión del poeta Ernesto Guevara, el Che.
El último poema de este repertorio, titulado: “Canto a Fidel”, esclarece muchas cosas: lealtad al líder de la Revolución cubana, predisposición de cambiar el mundo y luchar por el hombre nuevo. La integración del Che en la expedición del Granma, la lucha guerrillera en Sierra Maestra y el triunfo de la Revolución, de la que él fue protagonista. Ahí, con toda su integridad, estaba el poeta. “No es que yo quiera darte/ pluma por pistola”.
“Canto a Fidel” es una armonía épica de gran valor ético y de convencimiento a favor de una causa noble, sincera, rotunda y el de estar organizado para triunfar. Creer y apostar por la razón del líder es como el Che abre el poema:
“Vámonos,
ardiente profeta de la aurora,
por recónditos senderos inalámbricos
a liderar el verde caimán que tanto amas.
Vámonos,
derrotando afrentas con la frente
plena de martianas estrellas insurrectas,
juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte”.
Fiel compromiso con la lucha para restaurar el ideal de Martí, como base de repeler toda afrenta. El Che, el de la metralleta y el verso, continúa alzando las dos armas sin simulacros para defender la verdad del mundo oprimido. He aquí el hombre, poeta y guerrillero, capaz de erigir en la poesía su gran ideal. El poema a Fidel termina así:
“Y si en nuestro camino se interpone el hierro,
pedimos un sudario de cubanas lágrimas
para que se cubran los guerrilleros huesos
en el tránsito de la historia americana.
Nada más”.
Quedemos pues con tu pensamiento final, estimado poeta de pluma en ristre, por recordarnos: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

20.6.06

El hombre que pensó un país justo

CRONICAS DE LA HISTORIA - REPORTAJE A MANUEL BELGRANO
Mediante la técnica del reportaje imaginario, Felipe Pigna hace hablar a Manuel Belgrano en primera persona. Los textos son extractos de escritos publicados en informes del prócer al Consulado o artículos periodísticos de El Telégrafo Mercantil y el Correo de Comercio.

Manuel Belgrano, el primer economista argentino y uno de los intelectuales más lúcidos de la Revolución de Mayo, nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió en el Colegio de San Carlos y luego en España, en las Universidades de Valladolid y Salamanca. A partir de entonces no dejó de deslumbrar e incomodar, según los casos, a sus contemporáneos. En 1794 fue nombrado al frente del Consulado, un organismo virreinal que se ocupaba teóricamente de fomentar la actividad económica por estas tierras.
Belgrano, imbuido de las teorías políticas y económicas más avanzadas de su época, intentará por todos los medios diversificar la economía local, esencialmente ganadera, impulsando la industria, la agricultura y el comercio interregional. Tuvo que enfrentar poderosos intereses que se aferraban a un modelo arcaico que los beneficiaba y que boicotearon sus iniciativas progresistas. Como un Beethoven que sabe que está haciendo lo correcto y que algún día lo entenderán, Belgrano dejó plasmado en innumerables escritos un plan de país para que algún día alguien lo tome en cuenta y, sobre todo, tenga el coraje político de aplicarlo.
Las bases de ese plan podrían sintetizarse en el impulso ilimitado de la educación general y especial, dándole un gran impulso a la educación técnica; en la promoción de la actividad industrial; en la aplicación de un justo reparto de tierras para promover la agricultura y evitar los latifundios improductivos, pasto fácil de la especulación, y finalmente, pero sobre todo, la búsqueda de la equidad social y la igualdad de oportunidades. Quizás estas palabras preliminares a este reportaje basado en textos escritos originales de Manuel Belgrano, sirvan para entender por qué cierta historia ha querido condenar a Belgrano a ser sólo el "padre de la Bandera", aspecto no menor, para dejar de lado al hombre que pensó un país distinto y mejor para todos. Aún estamos a tiempo de conocerlo y reconocerlo.
¿Cómo fueron sus años formativos en Europa?Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuere donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente.
¿Cuál fue su sensación al asumir la secretaría del Consulado allá por 1794 y enterarse de quiénes eran sus compañeros?No puedo decir bastante mi sorpresa cuando conocí a los hombres nombrados por el Rey para el Consulado. Todos eran comerciantes españoles, exceptuando uno que otro, nada sabían más que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender con toda seguridad a ocho. Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría en favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos.
Pero para lograr este objetivo hay que apoyar al trabajador del campo... ¿Qué propone al respecto?He visto con dolor, sin salir de esta capital, una infinidad de hombres ociosos en quienes no se ve otra cosa que la miseria y desnudez; una infinidad de familias que sólo deben su subsistencia a la feracidad del país, que está por todas partes denotando la riqueza que encierra, esto es, la abundancia; y apenas se encuentra alguna familia que esté destinada a un oficio útil, que ejerza un arte o que se emplee de modo que tenga alguna más comodidad en su vida. Esos miserables ranchos donde ve uno la multitud de criaturas que llegan a la edad de pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta el último punto. Esta claro que la solución pasa por entender que la lana, el algodón, otras infinitas materias primeras que tenemos, y podemos tener con nuestra industria, pueden proporcionar mil medios de subsistencia a estas infelices gentes que, acostumbradas a vivir en la ociosidad, como llevo expuesto, desde niños, les es muy penoso el trabajo en la edad adulta, y son y resultan unos salteadores o unos mendigos. He propuesto la creación de un fondo con destino al labrador ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos, porque la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación.
Se habla mucho de la necesidad de una moneda sana, ¿cuál es el rol de la moneda en la economía?La moneda por sí misma, no es riqueza pero es una prenda intermedia y una verdadera letra de cambio al portador que debe pagarse en cambio de frutos de la Agricultura o de las obras de la industria. Si estos frutos o estas obras faltan o no alcanzan, habrá pobreza con mucho dinero; si son abundantes, habrá riqueza con poco dinero: así pues, una nación es pobre con una cantidad inmensa de metales, entre tanto que otra florece sin otros recursos de prosperidad que su agricultura; y no obstante no hace mucho tiempo se creía que las minas enriquecían los estados que las poseían.
¿Cómo ve a la sociedad argentina? ¿Cree que la desigualdad social traerá conflictos sociales en el futuro? Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en cambio de lo que les sobra. Existe una lucha continua entre diversos contratantes: pero como ellos no son de una fuerza igual, los unos se someten invariablemente a las Leyes impuestas por los otros. Los socorros que la clase de propietarios saca del trabajo de los hombres sin propiedad, le parecen tan necesario como el suelo mismo que poseen; pero favorecida por la concurrencia, y por la urgencia de sus necesidades, viene a hacerse el árbitro del precio de sus salarios, y mientras que esta recompensa, es proporcionada a las necesidades diarias de una vida frugal, ninguna insurrección combinada viene a turbar el ejercicio de una semejante autoridad. El imperio de la propiedad es, el que reduce a la mayor parte de los hombres, a lo más estrechamente necesario.
¿Qué consejo les daría a los futuros argentinos?Es preciso que despertemos de la inacción, que sacudamos el yugo extranjero, y que tengamos presente que a nuestra inercia debe este su preponderancia, y que la Nación está abatida con tanto desdoro: apliquemos todos a buscar los medios de sacarla de este estado con todas nuestras fuerzas siguiendo los pasos de la naturaleza esta madre sabia, que ha depositado en cada país una riqueza para que trabajando el hombre lo haga poderoso y fuerte contra quien lo quiera oprimir.

Apego a la verdad
Dos hijos y dos amores en su vida. Pedro Pablo nació de su relación con María Josefa Ezcurra y Manuela Mónica fue fruto de su pareja con Dolores Helguera.
A casi dos siglos de su muerte, Belgrano sigue despertando la admiración de los que lo conocen y el desprecio de quienes siguen viendo en él a un denunciante de las inequidades y el atraso nacional. Estos últimos lanzaron y lograron instalar por un tiempo la versión que "acusaba" a Belgrano de ser homosexual. En sus cortas mentes aquel hecho lograba descalificar toda su obra. Afortunadamente vivimos tiempos más racionales y tolerantes y hoy sería muy difícil sostener la hipótesis que basa la idoneidad de una persona en su sexualidad. Pero, por apego a la verdad histórica, podemos afirmar que Belgrano era heterosexual y que tuvo dos grandes amores. Uno de ellos con María Josefa Ezcurra, hermana de Encarnación, futura esposa de Rosas.
Cuando Belgrano se hace cargo del Ejército del Norte, María lo acompaña por los pagos de Salta, Tucumán y Jujuy y el 30 de julio de 1813 nace Juan, que será adoptado por la familia Rosas y crecerá con el nombre de Pedro Rosas y Belgrano. Años más tarde se enamoró de la bella tucumana María Dolores Helguera, y quiso casarse con ella. Pero los trajines de la guerra lo alejaron de su amor. María Dolores fue obligada a casarse con otro hombre, que al poco tiempo la abandonó. Belgrano y María Dolores volvieron a verse pero no pudieron casarse porque legalmente Dolores seguía casada.
En mayo de 1819 nació Manuela Mónica Belgrano. La alegría fue inmensa pero Manuel no pudo disfrutar a su hijita por mucho tiempo. En enero de 1820 abandonó Tucumán gravemente enfermo para hacerse cargo de otra misión difícil, pacificar la convulsionada provincia de Santa Fe. Poco tiempo después debió dejar la comandancia por motivos de salud y trasladarse a Buenos Aires. De acuerdo a los deseos de su padre Manuela fue llevada a Buenos Aires y vivió junto a sus tíos Juana y Domingo Belgrano. Juan Bautista Alberdi se enamoró perdidamente de ella, pero el romance no prosperó.

El trabajo como fuente de riqueza
Preocupado por la industria nacional y por la dignidad de los trabajadores, impulsó una política proteccionista y una reforma agraria.
Las ideas económicas innovadoras de Belgrano quedaron reflejadas en sus informes anuales del Consulado, en los que trató de fomentar la industria y modificar el modelo de producción. Desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a poca gente, no desarrollaba la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Se interesó por la teoría econó-mica fisiocrática, que ponía el acento en la tierra como fuente de riqueza para una nación, y por el liberalismo de Adam Smith, que había dicho, allá por 1776, que "la riqueza de las Naciones" estaba en el trabajo de sus habitantes. Belgrano pensó que ambas teorías eran complementarias en un país con tanta riqueza natural.
Propuso proteger las artesanías e industrias locales subvencionándolas con "un fondo con destino al labrador ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos". Esta era, a su entender, la manera de evitar "los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva, viva en la miseria y desnudez que es consiguiente a estos procedimientos repugnantes a la naturaleza, y que la misma religión y las leyes detestan".
En la Memoria al Consulado 1802 presentó un alegato industrialista: "Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aún atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas."Belgrano fue el primero por estos lares en proponer una reforma agraria basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos: "es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades (...) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colindaras con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley: motivo porque no adelantan.".

La función del bello sexo
En épocas en que reinaba una hegemonía masculina en la vida social y pública, defendió la educación de la mujer y reivindicó su lugar en la sociedad moderna, única manera de formar ciudadanos útiles para toda la nación.
Cuando en lugares tan progresistas como la Asamblea de París se discutía sobre si era o no conveniente destinar dineros y esfuerzos a la educación de las niñas, Belgrano fue un pionero en la defensa y dignificación de la condición femenina, comenzando por su derecho inalienable a la educación. En un mundo machista en el que la mujer quedaba relegada a las tareas domésticas y a las de trabajadora peor remunerada y tratada por sus compañeros varones, él entendía que: "Por desgracia el bello sexo que debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia () a pesar del talento privilegiado que distingue a la mujer y que tanto más es acreedora a la admiración cuanto más privado se halla de medios de ilustrarse". "La mujer es la que forma en sus hijos el espíritu del futuro ciudadano"; de manera que una mujer ignorante, es una mala generadora de ciudadanos, de ciudadanos retardados, poco productivos e incompetentes para una nación moderna.
La tarja de Potosí
Esta joya fue obsequiada a Manuel Belgrano por las damas de Potosí el 4 de julio de 1813 y puede verse en el Museo Histórico Nacional. Una "tarja" es un canto o himno tallado en oro y plata, y las imágenes representadas tienen un contenido épico. Mide 1,70 metro de altura por 1,03 de ancho y su valor estaba estipulado en 7.200 pesos fuertes. En la cúspide fue tallada la imagen de un cacique indígena y en el centro puede verse el contorno de América del Sur, que a su vez encierra una inscripción en la cual las damas del Alto Perú reconocen al prócer como "Protector de los Pueblos Americanos", dándole por primera vez una trascendencia continental.

Libertad de prensa
Desde las páginas de dos periódicos, defendió "las utilidades de la pluma" para combatir la ignorancia.
En 1801 Manuel Belgrano colaboró en la fundación del primer periódico editado en nuestro país: el "Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata." La publicación aparecía dos veces por semana y traía artículos variados, desde sesudos análisis políticos hasta sonetos escatológicos, como este sobre las almorranas: "Hasta cuando traidoras almorranas/ después de quedar sanas, / y ya purificadas, / volvéis a las andadas? / porqué irritáis con bárbaro perjuicio/ la paz del orificio, / que acostumbrado a irse de bareta / y en lícitos placeres/ hace sus menesteres".El Virrey del Pino, molesto por el contenido político de la publicación y por la gran influencia que fue adquiriendo, decidió clausurar el "Telégrafo" el 17 de octubre de 1802, usando como excusa la "procacidad" de la publicación.En marzo de 1810 Belgrano volvió a la actividad periodística editando el "Correo de Comercio", desde donde insistirá con sus propuestas, procurando, como él decía, "la felicidad de la mayor parte de los ciudadanos". Insistía en que el país debía industrializarse: "Ni la agricultura ni el comercio serían casi en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria. No hay desarrollo si este ramo vivificador no entra a dar valor a las rudas producciones de la una y materia y pábulo a la permanente rotación del otro." En un artículo publicado el 11 de agosto, Belgrano defendía la libertad de prensa en estos términos: "Sólo pueden oponerse a la libertad de la prensa los que gusten mandar despóticamente, o los que sean tontos que no conociendo los males del gobierno, no sufren los tormentos de los que los conocen, y no los pueden remediar por falta de autoridad; o los muy tímidos que se asustan con el coco de la libertad, porque es una cosa nueva, que hasta ahora no han visto en su fuerza, y no están fijos y seguros en los principios que la deben hacer tan amable y tan útil... Pero quitarnos las utilidades de la pluma y de la prensa, porque de ellas se puede abusar, es una contradicción notoria y un abuso imperdonable de la autoridad, y es querer mantener a la nación en la ignorancia, origen de todos los males que sufrimos. Sin esta libertad no pensemos haber conseguido ningún bien después de tanta sangre vertida y tantos trabajos."

El cuidado de la tierra
Pionero de la ecología, cuando esa palabra no figuraba en el vocabulario de los políticos y funcionarios de su tiempo, se preocupó por mejorar el rendimiento sin dañar el suelo.
Apasionado por el estudio de la botánica y la agricultura, Belgrano no sólo se preocupaba por que la tierra estuviera equitativamente repartida. También aconsejaba, por ejemplo, que no se dejara la tierra en barbecho, pues "el verdadero descanso de ella es la mutación de producción". Señalaba el sistema que se usaba en aquellos tiempos en Alemania, que hacía de los curas párrocos verdaderos guías de los agricultores, realizando éstos, gracias a sus conocimientos, experimentos de verdadera utilidad para la tierra, enseñándoles las prácticas más adelantadas.
Belgrano, el más católico de nuestros próceres, entendía que estas eran funciones esenciales de los curas que encuadraban dentro de su ministerio, "pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y miseria es prevenirla y atenderla en su origen". Proponía trasladar la experiencia europea de otorgar recompensas a quienes realizaban nuevos plantíos, "señalando un premio por cada árbol que se da un tanto arraigado".
En su "Reglamento para los pueblos de las Misiones", del 30 de diciembre de 1810, establecía: "Hallándome convencido de que los excesos horrorosos que se cometen por los beneficiadores de la yerba, no sólo talando los árboles que la traen, sino también con los naturales, de cuyo trabajo se aprovechan sin pagárselo, y además hacen padecer con castigos escandalosos, constituyéndose jueces en causa propia, prohibido que se pueda cortar árbol alguno, sopena de diez pesos por cada uno que se cortare, a beneficio, la mitad del denunciador, y la otra mitad para el fondo de las escuelas."

"Triste estado el de nuestra educación"
Defendía la idea de una educación de calidad para todos como la mejor herramienta de cambio y progreso.
Belgrano pensaba que la primera tarea a emprender para construir un país más justo consistía en modificar radicalmente el sistema educativo colonial: "Los niños miran con fastidio las escuelas, es verdad, pero es porque en ellas no se varía jamás su ocupación; no se trata de otra cosa que de enseñarles a leer y escribir, pero con un tesón de seis o siete horas al día, que hacen a los niños detestable la memoria de la escuela, que a no ser alimentados por la esperanza del domingo, se les haría mucho más aborrecible este funesto teatro de la opresión de su espíritu inquieto y siempre amigo de la verdad. ¡Triste y lamentable estado el de nuestra pasada y presente educación! Al niño se lo abate y castiga en las aulas, se le desprecia en las calles y se le engaña en el seno mismo de su casa paternal. Si deseoso de satisfacer su curiosidad natural pregunta alguna cosa, se le desprecia o se le engaña haciéndole concebir dos mil absurdos que convivirán con él hasta su última vejez."Pero no se hacía ilusiones con las simples proclamas o los cambios formales. Sabía que si no se cambiaba el sistema, si no se producía un mejor reparto de las riquezas, nada podía esperarse. "Tenemos muchos libros que contienen descubrimientos y experiencias que se han hecho en agricultura, pero estos libros no han llegado jamás al labrador y a otras gentes del campo."Escribía en 1798 el primer proyecto de enseñanza estatal, gratuita y obligatoria: "¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos? Pónganse escuelas de primeras letras costeadas de los propios y arbitrios de las Ciudades y Villas, en todas las Parroquias de sus respectivas jurisdicciones, y muy particularmente en la Campaña, donde, a la verdad, residen los principales contribuyentes a aquellos ramos y quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria. Obliguen los Jueces a los Padres, a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar".Promovió el estudio de la Historia porque sostenía: "Se ha dicho muy bien que el estudio del pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y porvenir. (...) Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres, que todos sus trabajos y afanes los han contraído a sí mismo y ni un solo instante han concedido a los demás."

Cuentas pendientes
Belgrano donó 40.000 pesos oro para construir cuatro escuelas en el Norte argentino. El Estado nacional se tomó su tiempo para cumplir con el legado del prócer.
Como premio por las victorias de Salta y Tucumán, Belgrano recibió de la Asamblea del Año XIII un premio de 40.000 pesos oro. Pidió que ese dinero se aplicara a la construcción de cuatro escuelas públicas. La de Santiago del Estero fue inaugurada en 1822 y funcionó hasta 1826. Se volvió a construir en 1998 y fue inaugurada en el año 2000. La de Tarija recién pudo inaugurarse en 1974 y el presidente Juan D. Perón la bautizó "Escuela Argentina Manuel Belgrano". Jujuy dio por cumplido el legado belgraniano. Las obras iniciadas en 1813, debieron suspenderse ante el avance de los españoles. En 1825 se inauguró una humilde escuelita que funcionó hasta 1828.
La nueva escuela "Legado Belgraniano" abrió sus puertas en 2004. Según la investigación de la historiadora Martha Dichiara, la escuela de Tucumán "nunca funcionó, ni sus capitales e intereses fueron cobrados por la Provincia. El gobierno de Menem depositó 2.000.000 de pesos y se construyó una primera etapa en parte del predio que ocupó la ciudadela del Ejército del Norte. La Nación nunca remitió el dinero restante para terminar el proyecto: $3.400.000. Nunca se hizo la entrega oficial que debe hacer la Nación a la Provincia, nunca se inauguró y por lo tanto no tiene matrícula propia."

Victorias y derrotas en sus últimos años
Los últimos años de Belgrano estuvieron signados por la vida militar. Hubo resonantes triunfos, como Salta y Tucumán, y dramáticas derrotas, como Vilcapugio y Ayohuma.
La revolución estaba dejando de lado a uno de sus más talentosos intelectuales, que hubiera sido de una invalorable utilidad en las tareas de planificación y gobierno. La Junta encomendó a Belgrano la difícil tarea de extender la revolución al Paraguay. "Admití, porque no se creyese que repugnaba los riesgos, que sólo quería disfrutar de la capital, (...) sin embargo de que mis conocimientos militares eran muy cortos", cuenta en su Autobiografía.La campaña terminó con la derrota de Tacuarí, donde Belgrano debió enfrentar a un ejército de 6.000 hombres con apenas 700. Más tarde Belgrano se hizo cargo del Ejército del Norte, hombres desarrapados, desarmados y mal alimentados.El panorama era desolador, eran 1.500 hombres con 600 fusiles y 25 balas para cada uno. Pero el general los reorganizó y retrocedió a Tucumán con la idea de bajar a Buenos Aires. A pedido del pueblo tucumano decidió desobedecer al triunvirato y enfrentar a los realistas.El 24 de Septiembre de 1812 en la batalla de Tucumán logró una valiosa victoria. Persiguió a los españoles hasta Salta y el 20 de febrero de 1813 obtuvo el gran triunfo de Salta. Envalentonadas, las tropas entraron al Alto Perú, pero los realistas recibieron refuerzos y derrotaron a Belgrano en Vilcapugio el 1 de Octubre de 1813 y Ayohuma el 14 de Noviembre. Retrocedió hasta Salta y esperó a San Martín en al Posta de Yatasto, que venía a reemplazarlo en el mando del Ejército del Norte. A diferencia de San Martín, Belgrano se vio envuelto en luchas civiles, como la represión de los federales del Litoral y la Banda Oriental. En enero de 1820 partió a pacificar Santa Fe, pero a los pocos días regresó a Buenos Aires enfermo de muerte.

Color de estrategia
El 27 de febrero de 1812, Belgrano formó a sus tropas en Rosario frente a una bandera con los colores de la escarapela. La enseña fue cosida por doña María Catalina Echeverría de Vidal. Todo parece indicar que tenía dos franjas verticales, una blanca y una celeste, como la que adoptará San Martín para el Ejército de los Andes. Eran los colores de la casa de Borbón, a la que pertenecía Fernando VII, y su adopción fue una demostración estratégica de fidelidad al rey cautivo.

La gran marcha
El general Manuel Belgrano fue el inspirador, organizador y protagonista junto a todo un pueblo de una de las más notables epopeyas de la historia.
Se venían los realistas al mando del general español Pío Tristán. No había cómo pararlos. El Ejército patriota no tenía recursos ni hombres suficientes, pero sí contaba con la genialidad de Belgrano. Sabiendo que, tras cruzar la Puna, la única opción de abastecimiento eran los valles jujeños, decidió dejarle la tierra arrasada al enemigo. El 29 de julio de 1812, Belgrano emitió un bando desde Salta disponiendo la retirada general. La orden era contundente: ni casas, ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos mercantiles, nada debía caer en manos del enemigo.
Desconfiaba profundamente de los terratenientes locales, a los que llamaba "los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud". Tenía datos precisos de que ya estaban en contacto con la avanzada española para hacer negocios con las probables nuevas autoridades, de las que habían recibido la garantía de respetar sus propiedades. Belgrano no les dejó alternativa: o quemaban todo y se plegaban al éxodo o los fusilaba. El resto de la población colaboró con fervor, perdiendo lo poco que tenían, que para ellos era todo. Aquel impresionante comenzó a mediados de agosto de 1812 y en cinco días la marea humana llegaba a Tucumán. Por única vez Belgrano desobedeció a las autoridades, que querían mandarlo a Montevideo, y el 24 de setiembre obtuvo el gran triunfo de Tucumán.

Genio y figura
Historias simples, diálogos con amigos y sufrimientos íntimos también formaron parte de la vida de este hombre. Anécdotas que lo pintan de cuerpo entero y frases para reflexionar.
Libros prohibidosPor sus excelentes calificaciones y en su carácter de presidente de la Academia de Derecho romano, política forense y economía política de la Universidad de Salamanca, solicitó al papa Pío VI permiso especial para acceder a libros prohibidos. El Papa le concedió autorización para "... leer y retener todos y cualesquiera libros de autores condenados y aún herejes, de cualquier manera que estuvieran prohibidos, custodiando sin embargo que no pasen a manos de otros. Exceptuando los pronósticos astrológicos que contienen supersticiones y los que ex profeso tratan de asuntos obscenos."
Terminante decisiónDurante los primeros meses del año 1810 ya eran frecuentes las reuniones secretas en la jabonería de don Hipólito Vieytes. Allí estaban Belgrano y su primo, Juan José Castelli, Mariano Moreno, Cornelio Saavedra, Domingo French y Antonio Beruti, entre otros. Al conocerse la noticia de la caída de la junta de Sevilla —último bastión de la resistencia española frente a Napoleón— el grupo designó a Belgrano y a Saavedra para que trataran con el alcalde Lezica la posibilidad de una convocatoria a un Cabildo Abierto. El cabildo se concretó el 22 de mayo y allí se inició el debate sobre el futuro de la colonia. Pero el Virrey Cisneros intentó una maniobra formando el día 24 una junta que lo tenía como presidente. Belgrano abandonó su habitual compostura y declaró ante el cabildo: "Juro a mi patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza." No hizo falta, Cisneros renunció el 25 y quedó formada la Primera Junta de gobierno patrio, dirigida y compuesta mayoritariamente por criollos, con el propio Manuel Belgrano como vocal.
Huertas de campañaLas tropas que comandaba el general Manuel Belgrano, como sucedía con todas las que lucharon en nuestras guerras por la independencia, pasaban meses y años sin cobrar sus correspondientes sueldos. Los soldados estaban mal vestidos y sufrían todo tipo de necesidades. A Belgrano se le ocurrió un emprendimiento: repartir terrenos sin explotar a cada regimiento para su cultivo. Todos los cuerpos tuvieron una huerta abundante de hortalizas y legumbres, y de este modo, todos llenaron su necesidad de esta manera y entretenían su equipo, porque los frutos que sobraban del consumo se vendían en beneficio de todos los soldados que los habían cultivado.
Dar el ejemploBelgrano tenía un concepto de la obediencia debida que lamentablemente ha sido olvidado por los generales argentinos del siglo XX. Palabras para recobrar: "La subordinación del soldado a su jefe se afianza cuando empieza por la cabeza y no por los pies, es decir cuando los jefes son los primeros en dar ejemplo; para establecerla basta que el General sea subordinado del gobierno, pues así lo serán los jefes sucesivos en orden de mando. Feliz el ejército en donde el soldado no vea cosa que desdiga la honradez y las obligaciones en todos los que mandan."
Comodidad vs. necesidadBelgrano era uno más entre todos sus soldados. Había donado la mitad de su sueldo y como contaba su entrañable amigo, José Celedonio Balbín: "Se hallaba siempre en la mayor escasez, así es que muchas veces me mandó pedir cien o doscientos pesos para comer." Belgrano se cansaba de mandar partes al gobierno en los que describía el estado de sus soldados, los que le ponían el pecho a las balas en la última avanzada contra los godos: "La desnudez no tiene límites: hay hombres que llevan sus fornituras sobre sus carnes, y para gloria de la Nación hemos visto desnudarse de un triste poncho a algunos que los cubría para resguardar sus armas del agua y sufrirla con el mayor gusto". Pero los gobernantes de Buenos Aires, que destinaban fondos millonarios para destruir a José Artigas y que se repartían los beneficios del monopolio del puerto y de la Aduana, ni se dignaban a contestar sus cartas con pedidos. Hasta que al general Belgrano le subió la temperatura más de lo previsto y les mandó este parte que los denunciaba magistralmente: "Digan lo que quieran los hombres sentados en sofás, o sillas muy bonitas que disfrutan de comodidades, mientras los pobres diablos andamos en trabajos: a merced de los humos de la mesa cortan, tasan, destruyen a los enemigos con la misma facilidad que empinan una copa (...) Si no se puede socorrer al Ejército, si no se puede pagar lo que este consume mejor es despedirlo."
No fue noticiaEl 20 de junio de 1820 no fue un día más en Buenos Aires. En plena guerra civil, la ciudad tuvo ese día tres gobernadores y sin que nadie lo notara, moría Manuel Belgrano. Alcanzó a decir unas últimas palabras "Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. Ay Patria mía". Sólo un diario de Buenos Aires, "El despertador Teofilantrópico" dirigido por el padre Castañeda, se ocupó de la muerte de Belgrano. Decía el periódico: "Es un deshonor a nuestro suelo, es una ingratitud que clama el cielo, el triste funeral, pobre y sombrío que se hizo en una Iglesia junto al río, al ciudadano ilustre General Manuel Belgrano". Ni "La Gaceta", que era el periódico oficial, ni "El Argos", diario que se jactaba en su subtítulo de tener 100 ojos para ver la realidad, vieron ni dieron cuenta de la muerte de Manuel Belgrano. Para ellos no fue noticia.
Morir en Buenos AiresEn su Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Bartolomé Mitre cuenta que, estando gravemente enfermo, Belgrano solicitó al gobernador Aráoz dos mil pesos para subvencionar su viaje a Buenos Aires. A los dos días le contestó que el tesoro provincial se hallaba exhausto. Entonces Belgrano le dijo a su amigo Balbín. "Ya no podré ir a morir en Buenos Aires; no tengo recurso alguno para moverme." Balbín puso inmediatamente a su disposición la cantidad de dos mil pesos plata, que él aceptó agradecido, con cargo de devolución.

20 de junio de 1820

El 20 de junio de 1820 moría en Buenos Aires Manuel Belgrano en la pobreza extrema, asolado por la guerra civil. Además de ser el creador de la bandera, Belgrano fue uno de los más notables economistas argentinos, precursor del periodismo nacional, impulsor de la educación popular, la industria nacional y la justicia social, entre otras muchas cosas. Las ideas innovadoras de Belgrano quedarán reflejadas en sus informes anuales del Consulado. Hemos elegido para recordarlo en esta fecha una de sus preocupaciones centrales en materia económica: el fomento de la agricultura y de la industria.
Belgrano desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca gente, no desarrollaba la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la agricultura y la industria.
El secretario del Consulado proponía proteger mediante la subvención las artesanías e industrias locales. Consideraba que “la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”. En Memoria al Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas”. Y más tarde insistiría: “Ni la agricultura ni el comercio serían casi en ningún caso suficientes a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria”.
Las ideas innovadoras de Belgrano encontraron la firme oposición de los miembros del Consulado, quienes eran a su juicio “todos comerciantes españoles, exceptuando uno que otro, que nada sabían más que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender con toda seguridad a ocho”.
En un artículo aparecido en el Correo de Comercio, Belgrano destacaba la imperiosa necesidad de formar un sólido mercado interno, necesario para una distribución equitativa de la riqueza: “El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio… Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, tanto para el creado como para el consumidor, de lo que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa”.
Belgrano se había formado en el Colegio de San Carlos y luego en las Universidades de Salamanca y Valladolid, en España. En 1794, asumió como primer secretario del recientemente creado Consulado, desde donde se propuso fomentar la educación. Creó Escuelas de Dibujo, de Matemáticas y Náutica. Se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad durante las invasiones inglesas y fue uno de los más fervorosos defensores de la causa patriota durante la Revolución de Mayo. Fue vocal de la Primera Junta de Gobierno, encabezó la expedición al Paraguay, durante la cual creó la bandera, el 27 de febrero de 1812. En el Norte encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán, Salta y Las Piedras. Luego vendrían las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma y su retiro del ejército del Norte. En 1816 participó activamente en el Congreso de Tucumán. Sus incansables preocupaciones abarcaron desde la enseñanza estatal gratuita y obligatoria, hasta la reforma agraria. Infatigable ante los obstáculos encontrados a su paso diría: “Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría a favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el bien común. Sin embargo, (…) me propuse echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos”.

Autor: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina, Buenos Aires, Norma. 2004.

La resistencia



18.6.06

Video sobre la manipulación diaria

Un corto que trata de abarcar los distintos tipos de manipulación que sufrimos todos los días sin que nos preocupe demasiado, intentando mostrar las relaciones que existen entre las nuevas tecnologías, sus peligros, la manipulación mediática y publicitaria y la obra de G. Orwell "1984".

17.6.06

La palabra justa en poemas de batalla

Paco

Apareció tu rostro en
una conversación. Yacías
en una conversación/ tu
fulgor brillaba en una
conversación. Habrás
hablado mucho con tu muerte,
dos peces en el mar.
¿Qué hay por allí? ¿El puente de tu casa
donde pasaban ímpetus, sonora
la vida escrita en los
huesos de tu canción?
¿Hay perros, hay olvido ya?
Los veranos cuidaron tu congoja.
Nos vemos.
* Poema inédito de Juan Gelman. 6/10/05.

Poeta inclasificable y militante de Montoneros, consiguió armonizar la escritura de poesía con la lucha por una sociedad más solidaria. Subestimado durante años como un mero “autor de denuncia”, en los ’90 se abrió un espacio de lectura y de recuperación de su obra que aún continúa.

Por Silvina Friera
Los poetas siempre fueron hombres de transición. En “Solicitada”, de Poemas póstumos, Francisco Urondo escribió: “Realmente, si un poeta, amigo mío, no ve las transiciones que saltan a su alrededor como brotes de lava humeante, mejor que deje de serlo, ceda ese guiso perfumado a otros olfatos más perceptivos”. No fue el caso de Paco, que nunca cedió ese guiso en el que se cocinaba su vida, su obra, su militancia. En mayo de 1976 fue enviado a Mendoza por Montoneros para reorganizar a los militantes que continuaban resistiendo la represión militar, según la versión oficial de la organización. Pero la causa de ese destino altamente peligroso –hasta se dijo que “lo mandaron al muere”–, habría sido que no respetó el código de Montoneros en lo referente a su vida privada, ya que no se había separado de su anterior pareja, Lili Mazzaferro, pero tenía una nueva mujer y una hija con ella que pronto cumpliría el año de vida. Hace 30 años, perseguido a balazos por la policía, Paco se tomó la pastilla de cianuro que llevaban los militantes para no ser capturados con vida y delatar a sus compañeros durante las torturas.
Después de su muerte, sus poemas se deslizaron hacia el silencio incómodo, una forma del olvido, acaso la peor de todas. Durante buena parte de los ’80, se lo consideró un mero coloquialista, un autor de poesía de denuncia o de propaganda. En los ’90 se abrió un espacio de lectura y de recuperación de su obra que aún continúa.
“La poesía de Paco está absolutamente a salvo, su militancia nunca dañó su obra”, asegura Horacio Salas en diálogo con Página/12. “Hay algunos poetas-militantes que sufrieron ciertos avatares. Estoy pensando en Neruda, cuando escribió los poemas a Stalin, o en cierta zona de la obra de mi queridísimo Raúl González Tuñón. Pero Paco siempre resguardó una poesía de tono íntimo muy enriquecedora.” También poeta y periodista como Urondo, Salas cuenta que a Paco le gustaba caminar y trasnochar por Buenos Aires. “No lo puedo recordar sin su sonrisa, sin hacer chistes, sin tratar de levantarse alguna mina que andaba por ahí.” El autor de Lecturas de la memoria estaba exiliado en España cuando se enteró de la muerte del poeta. “Para mí fue un golpe terrible –admite–. Yo no estaba en Montoneros, pero eso nunca impidió que tuviéramos una excelente relación.” Daniel Samoilovich señala que la poesía de Paco es más bien “melancólica, de una cierta elegancia, y muy personal”. Y añade: “Quizá sea una de las elaboraciones más personales de la poesía del ’60”. El poeta y traductor advierte que, después de muchas idas y vueltas, “hoy permanece un intento de acercarse al habla usual, que en realidad ya había empezado con César Fernández Moreno”.
“Ahora no parece incompatible esa búsqueda del habla usual con un uso métrico más cuidado que en algún momento del ’60 se disolvió. No en los mejores, que siempre sonaron y suenan bien, como Juana Bignozzi, Gelman y Paco Urondo. Nunca cayeron en una cosa desmañada”, admite el autor de El carrito de Eneas y Las encantadas. Hacia fines de los ’70 y principios de los ’80, la obra de Paco fue una de las tantas “víctimas” que se cobró el retorno a la idea de una poesía alta y sublime. “El neorromanticismo y el neobarroco hicieron tabla rasa con la poesía del ’60. Plantearon una ruptura que colocaba en masa a toda la producción de esa época bajo el rótulo de coloquialismo, que no abarcaba la riqueza y la variedad de esa generación –explica Samoilovich–. En algunos casos se trataba de una reacción justificada frente a cierta vulgata; en otros, resultaba excesivo porque era negar una parte de nuestra propia historia que tenía posibilidades de más de una lectura.” El poeta y director de Diario de poesía publicó un dossier especial sobre Urondo en 1999, pero no siente que hayan sido precursores en la reivindicación de Paco. “No creo que estuviéramos solos en esta relectura; me parece que en los noventa empezó a abrirse un espacio para recuperar su obra, que continúa abierto”, observa Samoilovich.
Aunque para Daniel Freidemberg se modificó el lugar de Paco en la literatura argentina, dice que su reconocimiento sigue siendo un tanto ambivalente. “En gran medida el rescate de Urondo viene de la mano de su figura política, y no es nada injusto porque él era un combatiente y eso está relacionado con su poesía. Pero hay mucha dificultad para apreciar y darse cuenta de la calidad y de la extrema singularidad de su obra poética. Creo que la gente joven lo está empezando a descubrir”, plantea Freidemberg, poeta, periodista y crítico literario. “Urondo, en mi opinión, es un poeta extraordinario. Cuando lo leo, me da vergüenza escribir... ¡cómo se puede ser tan bueno!” El problema que percibe Freidemberg es que la obra de Paco se resiste a las clasificaciones. “No fue un gran renovador o un provocador, no planteó rupturas; no es un coloquialista, aunque sí tiene que ver con el coloquialismo. Tampoco está en la vanguardia de Poesía Buenos Aires, aunque estuvo vinculado con ella. No hay un lugar dónde ubicarlo fácilmente.”
“A través de formas muy distintas, de poemas cortos con muchos silencios, blancos y sobreentendidos, hasta los poemas casi conversacionales y omnívoros, que abarcan todo el mundo circundante, parecía escribir con una naturalidad absoluta –analiza Freidemberg–. Tenía algo que decir todo el tiempo, sin necesidad de destacarlo o llamar la atención. Es un poeta en el que importan mucho los silencios. Siempre hay algo que no está dicho.” El autor de Blues del que vuelve solo a casa y Lo espeso real, entre otros poemarios, pone el énfasis en la búsqueda intelectual de Paco. “Es como si él se estuviera revisando a sí mismo y al mundo y cuestionándose todo, lo que es totalmente coherente con su vida –argumenta Freidemberg–. No es una mirada nada fácil, sencilla ni simplista. Algo está faltando todo el tiempo, y al final la idea de participar en la lucha armada lo alivia de esa sensación, a pesar de que en su poesía hay mucha celebración de la vida, de los placeres, del amor, de las mujeres, de las bebidas y de la amistad. Era una persona extremadamente compleja que se hacía cargo a fondo de su complejidad. El se cuestionaba a sí mismo permanentemente y no se ajustaba a una fórmula o a una visión.”
A pesar de la evidente admiración que siente Freidemberg por Urondo, reconoce que sus últimos poemas, que integrarían el libro que se iba a llamar Cuentos de batalla –la mayoría se perdieron en la larga noche de la dictadura militar–, “no tienen el espesor de sus poemas anteriores”. Sin embargo, Freidemberg aclara: “No son panfletarios en el sentido de que nunca, en ningún momento de su obra, Urondo presupone un lector al que sea fácil convencer. Al final, sí se nota que es una poesía que está escrita en circunstancias donde lo principal que él hacía no era escribir. La poesía se convierte en un registro inteligente y muy cuidadoso de las razones que lo llevan a la lucha armada. Me recuerda a otro poeta combatiente, Miguel Hernández, que en plena guerra civil española consigue armonizar la escritura de poesía con estar en las trincheras”. Y tiene razón el querido Leónidas Lamborghini: “Urondo sabía lo que había que hacer”.

Etica y estética
Por Juan Gelman
Cuando el 17 de junio de 1976 cayó combatiendo contra la dictadura militar, Paco apenas había terminado un libro de poemas, Relatos de combate, que se perdió en la noche genocida. Los escribió desempeñando al mismo tiempo las innúmeras tareas organizativas y político-militares propias de quien dirigía la actividad de Montoneros en una zona del país. Los escribió en medio de la persecución y la certeza de que cualquier instante podía ser el último. Su tiempo no sólo estaba ocupado por esa militancia: todo aquel que ha pasado por la clandestinidad conoce la tensión y la cantidad de horas que “se pierden” nada más atendiendo los problemas de seguridad, propios y ajenos, de importancia primordial. Tiempo físico y tiempo mental y tiempo de dolor por los compañeros que desaparecían. Eran casi siempre jóvenes y Paco preguntaba, se preguntaba: “¿Por qué no yo en vez de ellos?”. Padre reciente de una niña, pesando el pasado, duro el presente, dudoso el porvenir, Paco escribe.
“Empuñé las armas porque busco la palabra justa”, me dijo alguna vez en un café de Buenos Aires. Luchar por una sociedad más justa era una secuencia de esa suerte de felicidad que lo llevó a escribir. Es enorme esa interrogación de la poesía bajo tanta oscuridad y enorme la fe en esa interrogación, y en la poesía, y en su fulgor humano. Para Paco, la poesía era una manera de vivir. No sólo eligió la vida de la creación, también la creación de vida, una que fuera mejor para todos.
No es la circunstancia la que crea al poeta. Al revés: el poeta crea su propia circunstancia y lo que escribe va acuñando su biografía. “Las acciones del poeta no son más que la consecuencia de los enigmas de la poesía”, señaló ese gran poeta y resistente del maquis que se llamó René Char. La poesía es un acto de amor y Paco se rebeló contra la mezquindad y la grisura de la despasión. Su ética nació de su estética. Había escuchado el grito de Rimbaud: “¡Cambiad la vida!”.
Las lágrimas de Manolo Puig
Por Osvaldo Bayer
Recuerdo su muerte. Mi hermano Franz me llamó desde Buenos Aires para decírmelo: “Se mató el Paco, antes de entregarse”. Era para mí Tiempo de Exilio, en Berlín. Ese día, encuentro de escritores latinoamericanos en el Instituto Iberoamericano. Lo veo llegar a Manuel Puig. Manolo. Me ve y viene apresurado, me abraza y se pone a llorar desconsolado sobre mi hombro. Así era Manolo, el ultrasensible, emocional, niño, mujer, pura bondad. Me dice en voz muy baja:
–Lo mataron al Paco.
–No –le respondo–, antes de entregarse a las bestias, se mató él.
Nos fuimos a tomar algo. La tristeza era plena, sin límites. Sentimos la derrota. Los ojos de Paco. La sonrisa de Paco. Su ironía. Su voz suave. Manolo Puig me miraba sin hablar. Yo veía sus lágrimas salir de sus ojos tan vivos. Admiré su sensibilidad. Podía llorar por la muerte de un amigo. El sabía que esas lágrimas eran el mejor homenaje a Francisco Urondo, poeta, revolucionario, luchador por la dignidad. Hablamos con Manolo. Le conté que trabajé con el Paco en la redacción de Clarín. Era un poeta elegante, pulcro. Todo un caballero, se decía antes. Sí, un caballero que le daba el verdadero significado a la palabra solidaridad, honradez, trabajo. Para él, su mundo era la sociedad que vivía todos los días al salir de la redacción y ganar la calle para hacer las notas periodísticas. Pero no se conformaba con ser espectador. Ese tiempo: generales brutos como presidentes; fusiladores, torturadores, apaleadores de estudiantes. Viles asesinatos de prisioneros políticos. Pero los jóvenes de espíritu, en la calle. Tosco y el Cordobazo. Rodolfo Walsh desde su atalaya. Y toda la sociedad rica cada vez con más pobres.
“Nos estamos todos muriendo de vergüenza”, escribirá Paco por ese tiempo. Y, por supuesto, la cárcel para el poeta. Ese 1973. Y nos dirá en sus versos: “Del otro lado está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad; la única irreal es la reja”. Un poeta como él detrás de las rejas. La Argentina. Luego, los asesinos de poetas pasaron a hacerlos desaparecer. Obediencia debida contra Rebeldía justa. Que, luego, la sociedad colaboracionista quiso igualar en los dos demonios. Recuerdo nuestras conversaciones sobre la común ciudad natal: Santa Fe. Yo le hablaba de los campos azules de lino y el me describía el enorme silencio de Guadalupe al atardecer. Cuántas veces en esas charlas volvimos a la niñez. “Tenemos que volver un día y recorrernos el Boulevard Pellegrini”, y él me prometió que sí. Paco no cumplió. No hubo ya tiempo. Porque se había comprometido con la vida. Lo mataron los uniformados del poder de siempre, al servicio de los dueños de la tierra y de todo. Los egoístas. Paco, las lágrimas del querido Manolo Puig, el sensible. Y mi eterno recuerdo agradecido. Tu sonrisa. Poeta de la Vida.
Valer la pena
Por Susana Cella *
Alguna vez dijo Juan Gelman que tenía que pasar mucho tiempo antes de que la obra de un gran poeta alcanzara el lugar que merece; se refería precisamente a Francisco Urondo, cuya obra poética, que no incluía desde luego los poemas posteriores, muchos perdidos en el exterminio dictatorial, había quedado reunida en una vieja y casi inaccesible edición de 1972 publicada por De la Flor. Así, efectivamente, tuvieron que pasar treinta años desde el día en que Urondo cayó combatiendo en Mendoza, para que se publicara su poesía completa, ya que, salvo algunas antologías o poemas sueltos, ese conjunto indispensable de la lírica contemporánea estaba disperso y olvidado o, peor, soslayado. A lo mejor habría que preguntarse el motivo, y quizá la misma poesía de Urondo dé la respuesta, porque al recorrerla desde los primeros textos de los cincuenta hasta el final, lo que se encuentra invariablemente es una forma de mirar el mundo, de frente, sin subterfugios ni engaño, incorporando todas sus maravillas y horrores, sin temor de enfrentar lo que el contradictorio tiempo depara. Por eso, tanto el amor como la amistad, los desengaños o los homenajes, la historia, la política y la literatura misma, se expresan en las variadas modulaciones de los versos, en el tono, en la brillante mezcla de registros, cultos y populares, que se conjugan perfectos en la unidad de los poemas. Breves, ligeros y transparentes como acuarelas algunos, extensos en forma de reflexión, reminiscencia, relato o carta otros, con alusiones a la historia contemporánea o a un pasado cuyas huellas se perciben, todos tienen sin embargo en común un mismo estilo.
Urondo imprimió a toda su obra una elegancia y precisión sustanciales, que muestran acabadamente el logro de una voz poética inconfundible. Es ese estilo como marca sostenida lo que hace irrelevante una desafortunada hipótesis según la que se diferencia algo así como un primer poeta exquisito y desvinculado de la realidad de un poeta militante posterior. La recurrencia de los temas, metros o palabras revela una actitud común inicial y continuada. El irrenunciable amor a la vida no cesa de reaparecer aun en los momentos más terribles, en los que no dejó de escribir con inmensa lucidez. “Voy cansado, es cierto, harto como todo el mundo que se precie/ o con desaliento; pero nunca falta/ alguna cosa, un olor/ una risa que me devuelva,/ para valer la pena...” dice en un poema, y esa última frase, también presente en otros, es la cifra del punto en que poesía y vida confluyen: una ética.
* Escritora, docente e investigadora de la UBA, responsable de la edición y del prólogo de la Obra poética de Francisco Urondo (Adriana Hidalgo).
Las encrucijadas del destino
Por Pablo Montanaro *
Se hizo justicia. Después de treinta años tanto el nombre de Francisco Urondo como su magnífica obra han sido desenterradas de la condena más cruel: la del olvido. Cuando comencé a plantearme la idea de escribir la biografía de Urondo, a principios de los ’90, muchas veces me pregunté: por qué no se hablaba de él siendo uno de los personajes fundamentales en la historia de la literatura argentina contemporánea y un protagonista central de la vida política de los años ’60 y ’70. En una vieja edición de Casa de las Américas había descubierto la dimensión de esa poesía vivencial, despojada de toda retórica y que daba cuenta de las encrucijadas del poeta: “puedo investigar o escribir luminosos párrafos/ que abrirían por sí el futuro/ puedo ser un intelectual responsable o desaprensivo/ firmar o no firmar/ traicionar o jugar a la lealtad/ (...) puedo elegir mi destino/ aunque no sepa darle forma adecuada/ ni por dónde empezar”.
A pesar de que había confesado “sin jactancias” que la vida “es lo mejor que conozco”, gran parte de la sociedad cultural e intelectual argentina lo condenó al destierro del silencio y del olvido. ¿Cómo podía ser que aquel exquisito poeta se convirtiera en revolucionario romántico, soberbio, irresponsable, guerrillero montonero? Entendía que el espacio de la cultura era donde se podía combatir los males que asediaban a un país. Y tuvo en claro que para ello debían recorrerse dos caminos: la escritura para dar cuenta de la realidad y la militancia política “para que nada siga como está”. Es decir, viviendo “en el corazón de una palabra” y ansiando la revolución, ese “salto temido y acariciado que nunca nos dejó tranquilos”. Para Urondo no había secretos, los compromisos con las palabras implicaban las mismas cosas que los compromisos con la gente. En los tiempos más duros de militancia le predijo a Miguel Bonasso: “Nos vamos a morir de todas maneras. Nos juguemos o no nos juguemos: el problema en todo caso no consiste en morirse joven, sino en haber vivido al pedo”.
* Autor de Francisco Urondo: La palabra en acción, biografía de un poeta y militante (Homo Sapiens).

Feliz cumpleaños, Comandante!

El pasado 14 de junio hubiera cumplido 78 años. La movida por la estatua de bronce argentina -de inminente construcción- festeja esta tarde con corte de calles y música. Mientras un documental cubano lo celebra y un museo británico expone su figura de ícono.

Marcela Mazzei

El 8 de octubre de 1967 sucedió. Y de no haber muerto en manos de la CIA en la selva boliviana, el pasado 14 de junio Ernesto Che Guevara, hubiera celebrado sus 78 años.
Hoy, el comandante guerrillero sigue, tenaz, despertando interés y hasta devoción, sentimientos que engendran homenajes, películas biográficas y monumentos, tanto como productos que llevan su cara como ícono. Para la fecha, el Centro de Estudios que en La Habana promueve su vida y obra, presentó un trabajo multimedia con fotos, textos, audios y videos que buscan perpetuar su pensamiento. Con relatos de viajes, fragmentos de diarios, sus cuadernos, cartas, poemas y discursos, en una voluntad de sostener la vigencia de su figura, el software Che, ciudadano del mundo también incluye música, en las voces de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Carlos Puebla y Jorge Drexler, todo con un diseño inspirado en el Pop Art.
Más cerca, en el barrio de Palermo, siguen acumulándose llaves y demás objetos de bronce para dar forma a la idea del artista Andrés Zerneri: la construcción de un monumento al Che en la que no participan empresas, gobiernos ni organismo alguno. “Al tratarse del Che creemos que la forma más legítima es mediante una acción que requiera algún esfuerzo”, resumió el artista que ya recibió la donación comunitaria de 45 mil llaves, unos 2000 kilos del metal que, cuando lleguen a ser 3000, estarán listos para fundirse en la figura del revolucionario. Para festejar el éxito de esta “obra colectiva”, Zerneri y todos los que son parte del proyecto esta tarde a partir de las 16, cortan la calle Cabrera entre Bulnes y Salguero (donde está la Casa Cabrera), con espectáculos de música en vivo –entre ellos fragmentos de una ópera, una banda de 40 integrantes–, empanadas, más la muestra fotográfica de la evolución del proyecto y algunas imágenes de un documental que está, también, en proceso. Cerca del objetivo –emplazar la estatua en el lugar donde por votación de los donantes de metal se elija, y Rosario lleva amplia ventaja–, Zerneri cuenta que llegó a conocer a la familia de Ernesto Guevara a partir de esta iniciativa: “Calica, el que hizo el segundo viaje con el Che, trajo a los hermanos y otros amigos, como Carlos Figueroa”. Al tiempo que orgulloso cuenta la cantidad de adhesiones simbólicas que reciben desde todo el mundo. “Incluso se han creado por iniciativa propia centros de acopio en muchas provincias, y se multiplicó la idea”, completó.
Una campana de 200 kilos desde Neuquén, un fragmento del primer microscopio efecto túnel construido en la Argentina y muchos elementos relacionados con los desaparecidos de la última dictadura, hasta las llaves del poeta Tejada Gómez, se sumaron a la causa y “le va agregando valor simbólico, van llegando a las entrañas del monumento”, según el artista. Para el verano calculan reunir los mil kilos que faltan para que la escultura matriz de arcilla se transforme en molde, después en bronce y más tarde en el monumento de construcción colectiva. Hasta la victoria.


¿Quieres ser el Che Guevara?
A buscar pareja, que una productora hace casting de hombres entre 25 y 39 años que tengan ganas de recrear en moto los Diarios de viaje del Che por Latinoamérica, en plan de filmar un documental para National Geographic. En busca de la identidad del Che, es imprescindible demostrar espíritu aventurero y comunicativo, interés por América Latina y sus problemáticas sociales, además de pasión por las motos. Por supuesto, la pareja postulante tiene que vivir en algún país de Latinoamérica, tener el castellano como lengua materna y se sugieren: estudiante de medicina, médico sin fronteras, artistas del dibujo y la pintura, aunque la convocatoria es abierta. La filmación está prevista para septiembre y octubre de este año y el cachet… ¡5 mil dólares! Interesados comunicarse a Estudios Loyola, Loyola 1126, Buenos Aires. Teléfono: +5411 4854 3873. e-mail liliana.bortolin@loyola1126.tv


Tu Che
El Museo Victoria & Albert de Londres tiene abierta hasta el 28 de agosto una imponente muestra: Che, Revolutionary & Icon. Basadas en la famosísima foto que Alberto Díaz Korda le tomó en 1960, se exponen todo tipo de objetos e imágenes que los curadores encontraron en mercados de pulgas y en Internet. Remeras de todos los colores, afiches, tatuajes, hasta los productos que en serie de vendieron con su cara (desde preservativos a botellas de vino). La web del museo cuenta además con una sección (un clic en Your Che) para subir las propias fotos que aluden a esa imagen transformada en ícono de la generación que quiso cambiar el mundo, y desde la que el Che sigue y seguirá escrutando el futuro con mirada enigmática.

El subcomandante Marcos en "El loco de la colina" en TVE

Transcripción de la entrevista realizada al subcomandante Marcos por Jesús Quintero en el programa "El loco de la colina" en TVE"Hay que diferenciar esa violencia producto de la desesperación, de tratar de sobrevivir y de ser mejores, de la violencia que se usa desde arriba para tratar de conquistar y de dominar"
TVE
El Loco de la Colina.- Oculta su identidad bajo un pasamontañas. Hay quien dice que tiene raíces españolas y que fue profesor de filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana, pero quizás no sea más que parte de su leyenda. Ha puesto en pie de guerra al pueblo indígena contra los abusos del poder mexicano. Es un guerrillero de hoy. Un nuevo “Che” Guevara, una reencarnación personalizada de Emiliano Zapata. Es el Subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Usted Marcos, ¿es indio, mestizo, blanco...?
Subcomandante Marcos.- Yo soy mestizo; durante más de veinte años estuve en comunidades indígenas, estoy todavía viviendo con ellos, y de una u otra forma, me convertí en el traductor, precisamente para la población mestiza, de este pensamiento, de esta cultura, de este modo de ver el mundo que es el de los pueblos indios. En ese sentido, el pasamontañas, encubrir el rostro, significa no reafirmar la identidad propia sino la identidad colectiva de este movimiento que es el zapatista.
El Loco de la Colina.- ¿Le han ofrecido millones por quitarse el pasamontañas?
Subcomandante Marcos.- Bueno, no..., si así fueran millones, podríamos negociar, pero no, no me han ofrecido absolutamente nada más que amenazas y promesas de cárcel y de muerte.
El Loco de la Colina.- Bueno, en realidad su manera de ir de incógnito, es ir con la cara descubierta, ¿no?, al revés que los demás.
Subcomandante Marcos.- Sí, esa es la paradoja de nuestro movimiento.
El Loco de la Colina ¿Qué siente cuando lo comparan con el “Che” Guevara?
Subcomandante Marcos.- Es una comparación injusta, para el “Che”, por supuesto. Se trata de otra época de América latina, de otra época mundial, de otra forma de ver el mundo... de ninguna manera me compararía, pues, con el “Che”, como no fuera en desventaja. Pero no es nuestro objetivo compararnos con ninguna de las figuras revolucionarias o rebeldes que hay en el mundo. Lo que nosotros queremos construir es una identidad colectiva en la que quepan todos, quepan todos los que están proponiendo otro mundo.
El Loco de la Colina.- Decía Gandhi: son violentos porque están desesperados.
Subcomandante Marcos.- Si, en eso tiene razón. Todos los movimientos que surgen de abajo y que recurren a la violencia es porque, en nuestra desesperación, no encontramos otros caminos, o en nuestro caso como pueblos indios, no encontramos lugar para nuestra palabra y para nuestro rostro. Hay que diferenciar esa violencia producto de la desesperación, de tratar de sobrevivir y de ser mejores, a la violencia que se usa desde arriba para tratar de conquistar y de dominar, que también es la otra parte de la historia de la humanidad, de la historia de arriba.
El Loco de la Colina.- Subcomandante Marcos: ¿qué es para usted la política?
Subcomandante Marcos.- La política moderna es un monólogo a muchas voces. No me atrevería a hablar del resto del mundo..., cuanto menos en México, hay un proceso que ahora determina que el político, el político profesional, en realidad es un comediante de tiempo completo, a diferencia de los comediantes profesionales que durante unas horas se convierten en comediantes y el resto del tiempo son seres humanos, el político en México es un comediante las 24 horas del día. En nuestra historia, ocurrió esto: hubo una época del presidencialismo concentrado, que, según nosotros terminaría, con Carlos Salinas de Gortari, donde el presidente, el poder omnímodo, practica un monólogo y el resto de la clase política y los medios de comunicación hacen eco, un eco a veces distorsionado, a veces fiel y de vez en cuando surge alguna voz disidente. Luego, cuando llega la modernidad, el monólogo se multiplica, ya no sólo una persona, un partido el que ésta hable y hable, sino varios. Y ahora, en la época moderna, el monólogo lo practican los medios de comunicación y los políticos son los ecos a esos medios de comunicación. En México, la agenda nacional, la dictan los medios de comunicación y los políticos van detrás de ella, jalados de las narices. Para nosotros, la política en México, es la prostituta más cara que hay ahorita, la más fea, además; y pensamos que es necesario construir otra política porque el hastío, la desilusión que antes provocaba ahora se está convirtiendo en rabia y nos estamos acercando a esto que decíamos antes de la desesperación que orilla a la violencia a la gente de abajo.
El Loco de la Colina.- ¿Usted aspira al poder?
Subcomandante Marcos.- No. No sólo no aspiramos sino que nos provoca repulsa. Nosotros pensamos que el poder tiene otra lógica, una lógica inhumana fundamentalmente; ésta cuenta fácil de que es posible matar a uno para que viven muchos, éste cinismo de la cuenta de la de la humanidad que es la que está permeando ahí arriba. Nosotros lo que pensamos que hay que construir allá abajó, o acá abajo, otra cosa, donde la vida del colectivo valga lo mismo que la vida del individuo.
El Loco de la Colina.- En América, Marcos, hay una situación pre-revolucionaria: Evo Morales, Hugo Chávez, Fidel Castro...
Subcomandante Marcos.- Bueno, nosotros estamos viendo otra América Latina; estamos viendo abajo, no a los gobiernos, ni a Chávez, ni a Kirchner, ni a Tabaré, ni a Evo, ni a Castro; nosotros estamos viendo los procesos que están ocurriendo en los pueblos, en los pueblos de América Latina, y especialmente cuando, por simpatía natural, cuando esos movimientos son protagonizados por pueblos indios, como en el caso de Bolivia y Ecuador. Cómo la América Latina es también, ya, una América mestiza, también aparecen otros actores. Nosotros pensamos que es posible pensar en gobiernos democráticos, justos, que promuevan la libertad, sólo si los pueblos están organizados, sólo si los pueblos se levantan y construyen otra relación con esos que están arriba; los gobiernos pasan, decimos nosotros, los pueblos permanecen y en ese sentido cualquier apuesta que vaya hacia arriba, hacia los que están arriba, tiene ese horizonte temporal, de sí Chávez va a durar tanto tiempo, sí Evo Morales va a durar tanto tiempo, sí Castro va a durar tanto tiempo... pero los pueblos, el pueblo cubano, el pueblo boliviano, el pueblo ecuatoriano, el argentino, el uruguayo, todo lo que es el pueblo de América Latina, con su propia identidad, ese va a continuar, y es posible, decimos nosotros, construir otra América Latina. Si ahora es el momento, es la hora, como se dice, es la hora de América Latina, es gracias a esos pueblos, gracias a nuestros pueblos y entonces va a ser posible construir otra relación con los pueblos de Europa, incluso con el pueblo norteamericano, por no hablar del pueblo asiático o africano.
El Loco de la Colina.- A propósito de la hora, usted lleva dos relojes y una linterna.
Subcomandante Marcos.- Si, nosotros tenemos este reloj, el reloj de la derecha es el reloj de la sociedad civil, el de los ciudadanos, decimos nosotros, y el reloj izquierdo es el reloj de la guerra, el reloj del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; cuando nosotros usamos dos relojes queremos decir que estamos en esta dicotomía, en esta dualidad de que somos un movimiento armado, clandestino, pero al mismo tiempo estamos tratando de construir una relación con los ciudadanos, con la sociedad civil, decimos nosotros, con el resto del país, en este caso de México, y la disparidad de las horas es que nuestra apuesta es que sea posible construir una sola hora, que no sea necesario dos relojes que nos estén marcando esta dicotomía, sino que se pueda hacer una sola; nosotros decimos que cuando se unan las dos horas, entonces será la hora de la paz para nosotros y para los pueblos indios.
El Loco de la Colina.- Subcomandante, ¿cual es la peor mentira que se ha dicho que usted?
Subcomandante Marcos.- (un pequeño silencio) Que soy un símbolo sexual
El Loco de la Colina.- (se ríe) ¿Usted no se siente responsable de nada?
Subcomandante Marcos.- ¡Cómo no!. Me siento responsable de las muertes que hemos tenido como movimiento, no sólo en el alzamiento, en los primeros días de enero del 94, sino también de las muertes, sobre todo de niños que estuvimos acarreando durante diez años antes del alzamiento y de los errores que como movimiento se hayan cometido; en particular el error que tuve, que tuvimos, cuando se planteó la Iniciativa de Diálogo para el pueblo vasco en España.
El Loco de la Colina.- ¿Qué piensa usted sobre la negociación con ETA?
Subcomandante Marcos.- Bueno, nosotros pensamos, lo habíamos planteado hace años, que es posible construir, tal vez, es posible construir otra pista para resolver esas demandas, esa relación entre lo que es el pueblo vasco y la nación española que no sea a través de un intercambio de muertos, de heridos, de rehenes y de presos; lo planteábamos entonces... nosotros pensamos que si el nacionalismo vasco, no sólo el de ETA, sino el que está siguiendo vías pacíficas y sobre todo culturales, puede encontrar en el resto de España una forma de relacionarse y de plantear demandas, de escuchar propuestas y contrapropuestas, Europa, no sólo la Península Ibérica, se va a beneficiar, y no sólo eso sino que va a dar una señal importante para el resto del mundo; sí es posible construir ahí, un diálogo que aterrice en la paz sin que haya vencedores ni vencidos, eso va a ser, en el resto del mundo, una señal muy importante porque entonces ya no va a ser un “tour de force” a ver quién tiene más fuerza, quién tiene más muertos, quién tiene más armas, sino quién tiene más argumentos y más legitimidad... Ojalá y eso salga bien... nosotros lo estamos viendo con mucha esperanza porque también para nosotros significará una esperanza. Nosotros venimos de un diálogo fracasado, donde se llegó a acuerdos que no se han cumplido todavía, todavía estamos esperando que eso se cumpla, estamos esperando que podamos construir otro movimiento, otra sociedad donde como pueblos indios tengamos lugar; pero el hecho de que no importa cuáles sean las diferencias, se pueden resolver por una vía que no sea el ejercicio de la violencia, es para la humanidad el reto en el siglo XXI, decimos nosotros.
El Loco de la Colina.- Usted, Marcos, ¿puede ir a la cárcel en el momento en que el gobierno y la justicia quieran, en México?
Subcomandante Marcos.- Si. Hay una ley que es la Ley para el Diálogo que dice que no se puede activar las órdenes de aprehensión que ya están, mientras exista un proceso de diálogo. Como este proceso de diálogo está suspendido, no hay ahorita ningún tipo de pláticas, ni abiertas ni clandestinas, con personajes del gobierno, en cualquier momento ellos pueden decidir que la ley se da por cancelada y reactivar las órdenes de aprehensión y meterme a la cárcel, o desaparecerme, según cual sea su decisión.
El Loco de la Colina.- ¿Teme que le maten?
Subcomandante Marcos.- Bueno no, la verdad no. Desde que nos alzamos el 1 de enero del 94, ni la cárcel ni la desaparición ni la muerte entra en las preocupaciones; es un cálculo posible, está dentro de lo que se puede prever, pero no nos preocupa cada mañana si será que hoy me van a detener, o me van a matar. Digamos que es.., que en ese sentido se ha hecho tan natural como que alguien corre peligro a la hora del cruzar la calle y que tal vez lo puedan atropellar.
El Loco de la Colina.- ¿Usted ha matado?
Subcomandante Marcos.- No. Nosotros no matamos gente. Nosotros peleamos y en ese sentido, pues nos enfrentamos al enemigo. En aquel entonces cuando fue el alzamiento, los enfrentamientos armados, disparamos y nos dispararon; no llevamos las cuentas como los maleantes de televisión, que vamos haciendo muescas de cuantas muertes vamos causando. Nosotros como soldados, y como cualquier soldado del mundo, no mata, no asesina, si es en un combate abierto.
El Loco de la Colina.- Marcos, el muro de 600 km que Bush quiere levantar en la frontera de Estados Unidos y México, ¿a quién protegerá más?
Subcomandante Marcos.- Bueno, lo que va a hacer es favorecer a los traficantes de indocumentados, primero, que van a aumentar los precios para meter a la gente para el otro lado, va a favorecer a la corrupción de las autoridades mexicanas, también para hacerse de la vista gorda, a la hora en que están favoreciendo también el tráfico de indocumentados de Centroamérica y Sudamérica, incluso de Asia, y van a convertir... lo único que va a hacer ese muro es que convertir en un negocio todavía más jugoso, el tráfico de indocumentados. La solución que está buscando Norteamérica para evitar el flujo de emigrantes, ahora con la coartada de tratar de evitar la infiltración de terroristas, sólo es posible con naciones sanas económicamente, y en México no va a haber sanidad económica, quiere decir justicia para los desposeídos sino se transforma el sistema, eso es lo que estamos planteando nosotros; en realidad el muro es nada más el símbolo del afán estúpido del gobierno norteamericano, el mismo que lo llevó a la guerra de Irak, que ahora, lo trata de concretar en esta pared que lo divida de un país al que, sin embargo, considera como su traspatio, como una parte de su territorio. Queremos la riqueza, dice el gobierno norteamericano, no queremos a la gente que la produce.
El Loco de la Colina.- Marcos, ¿hay alguna cosa que no le he preguntado, que quiere decir?
Subcomandante Marcos.- Nosotros estamos aquí porque estamos tratando de construir otra forma de hacer política, esto que llamamos la otra campaña, fuera de la pista de los partidos políticos y de la cuestión electoral; construir una alternativa, ya no sólo para los pueblos indios, no sólo para los zapatistas, sino unirnos con campesinos, con obreros, con mujeres, con artistas, con jóvenes, con gente que hace medios de comunicación, que trabaja en los medios de comunicación, para ver si es posible hacer esto que estamos planteando desde el principio, a saber: ¿es posible hacer una política que no se planteé de la toma del poder?. Y ahorita nos encontramos, ahora sí que estacionados en la ciudad de México, porque estamos tratando de empujar que liberen a nuestros compañeros, campesinos y campesinas y jóvenes, todos los que fueron detenidos, más de 30 ahora, en los hechos de San Salvador Atenco, que ahora ya tienen dos muertos, dos jóvenes muertos y treinta presos, y nosotros queremos que eso se resuelva, que salgan libres esos compañeros, para poder seguir adelante en nuestro trabajo.
El Loco de la Colina.- Espero, Marcos, poder hacerle la segunda entrevista, en Chiapas, en una Chiapas feliz. Aunque estemos a miles y miles de kilómetros, para mí la comunicación a sido muy, muy cercana y muy verdad. Gracias Subcomandante Marcos. Mi gratitud, a mi gratitud.
Subcomandante Marcos.- Gracias a ti, y gracias a ustedes. Gracias a todos allá .
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