4.7.06

¿Altar de la Patria o cementerio? La opinión de Carlos Menem en 1975

En mayo de 1975 Carlos Menem, entonces gobernador de la provincia de La Rioja, se expresó en la revista Cuestionario sobre la significación de diferentes figuras históricas de la Argentina como Bartolomé Mitre, Justo José de Urquiza y Domingo Sarmiento, a quienes tildó de “traidores y vendepatrias al servicio del imperialismo anglo-francés”. A continuación rescatamos la nota completa aparecida en la revista Cuestionario, Volumen III, Nº 25, en mayo de de 1975.
El gobernador riojano Carlos Menem ratifica sus juicios sobre Mitre, Urquiza y Sarmiento –“traidores y vendepatrias al servicio del imperialismo anglo-francés- y sostiene que el Altar de la Patria, que “no puede ser un cementerio más”, deberá estar cerrado para aquellos “malos argentinos”.
Los públicos embates del gobernador riojano, Carlos Menem, contra diversas figuras de la historia nacional, han generado una ardua polémica. En su transcurso, se ha dicho que Menem adoptó una actitud maniqueísta, similar a la de quienes endiosaron a las figuras que él apostrofa; se señaló, además, que ni Perón había sido enemigo de tales figuras ni el actual gobierno parece serlo, en tanto proyecta situar sus restos en el Altar de la Patria, junto a los de Rosas, Eva Duarte y el propio Perón.
CUESTIONARIO transmitió, a través de Miguel Ángel Nadur, estas réplicas al gobernador Menem. Obtuvo de él estas declaraciones.Por supuesto, en el pasado hubo hombres nobles y pérfidos como en el presente. Pero, ¿no cree usted que la misión de la historia es elaborar una síntesis, rescatando los aspectos objetivamente positivos de unos y de otros, y no la de servir de base a polémicas inconducentes’?Yo creo que la misión de la historia es recopilar la suma de hechos y circunstancias que constituyen la esencia de una nación, para que el pueblo pueda tener en sus manos las fuentes fidedignas y emitir su juicio. Es aquí donde reside el problema. Los elementos que se le debe dar a la gente deben ser verídicos: basarse en la verdad y nada más que en la verdad. A los hombres se los juzga por los hechos, y evidentemente en la historia argentina hay hombres que han vivido de espaldas al país; han pretendido entregarlo, han trabajado desde el exterior para que partes de nuestro territorio fueran anexadas a otros estados. Es decir, aquí existe un problema de fondo: se ha falseado la historia. Pero ya hace algunos años los “revisionistas históricos” sacaron a luz la verdad. Lo que ocurre es que ningún político, desde entonces, se animó a decirlo en declaraciones o actos públicos.Me tocó a mí el empezar, pero poco a poco voy comprobando que no estoy solo. Por ejemplo, no hace mucho me invitaron a un acto en Entre Ríos, y allí habló, entre muchos otros oradores, un sindicalista que públicamente se lamentó, como entrerriano, de que en esa tierra hubiera nacido el apátrida Justo José de Urquiza. Además, entre otras cosas, se ha creado en el país el Instituto de Estudio y Divulgación Facundo Quiroga, que actualmente preside un tataranieto de Quiroga.Las polémicas no son inconducentes, sino que son necesarias para que se sepa de una vez por todas la verdad en la historia argentina.Cuando Perón tomó la decisión de nacionalizar los ferrocarriles decidió rebautizar las distintas líneas, y a una le dio el nombre de Mitre, a otra el de Sarmiento, y a una tercera el de Urquiza. ¿Por qué cree usted que lo hizo?La nacionalización de los ferrocarriles en el año 1947 fue una medida importantísima, destinada a cerrarle el paso y quitarle poder de decisión al liberalismo. Debemos recordar que ya en esa época el general Perón era tildado de nazi por los liberales, y pienso que hizo aquellos bautismos porque tendió con tal actitud a balancear un poco las cosas. Además, las condiciones imperantes eran totalmente distintas a las de ahora. ¿A quién se le hubiera ocurrido entonces hablar públicamente de los caudillos, o intentar la repatriación de los restos de Rosas? Eso hubiese conducido a un tremendo enfrentamiento político, con quién sabe qué consecuencias. Pero hoy han cambiado las cosas. El pensamiento nacionalista del general Perón ha prendido en el pueblo y entonces es perfectamente admisible que se diga públicamente la verdad. No hacerlo sería ser cómplices de una mentira. Por otra parte, el ex presidente se definió en el año 1971 respecto de este tema. Dijo que en la historia argentina hay una línea de gobiernos independentistas: los de la Primera Junta, Rosas, Yrigoyen y el propio Perón. Todos los demás gobiernos –concluyó Perón- estuvieron directamente al servicio del imperialismo anglo-francés o norteamericano. Demás está decir que, de esta forma, Perón condenaba a Urquiza, Mitre, Sarmiento y demás traidores vendepatrias.¿Qué opina del proyecto de construir un Altar de la Patria en el cual serían alojados los restos de Mitre y los de Rosas, los de Perón y los de Aramburu, y en cuyo frontispicio se leería una consigan según la cual nadie deberá usar los nombres o la memoria de quienes allí descansen para desunir a los argentinos?Es una obra del gobierno justicialista, pero yo tengo derecho a disentir. Desde el primer momento sostuve la necesidad de que, si se construía el Altar de la Patria, quienes fuesen a descansar allí, fueran realmente los patriotas. Que se esclarezcan las cosas, y si hubo hombres que desde el exterior propiciaron invasiones armadas a nuestro propio país, o propiciaron la división de nuestro territorio; si hubo hombres que fusilaron, degollaron y asesinaron a mansalva a montones de argentinos por el solo hecho de ser federales y pertenecer al interior, al país real, esos hombres no pueden estar en una altar. El Altar de la Patria no puede ser un cementerio más. Por supuesto que todos los personajes históricos que yo repudio han tenido actos buenos, pero todo lo que yo le he mencionado anteriormente hace que la balanza de lo malo se incline superlativamente. Yo creo ser un fiel intérprete del pueblo de mi provincia, y le aseguro que si usted le pregunta a un riojano –y me atrevo a decir: a cualquier otro provinciano- qué opina del centralismo porteño y sus hombres, le dirá lo que yo me animo a decir públicamente. Revista Cuestionario, Volumen III, Nº 25, en mayo de 1975.

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